Olvidarse del kale, de las verduras en general y dejarse llevar por la delicia del queso supone un verdadero placer. Tal vez no podría ser un súper alimento en el sentido tradicional, pero resulta uno de los productos más satisfactorios.
El queso puede revivir incluso las cenas más aburridas. Además es un ingrediente clave de la pizza, las hamburguesas, el pastel de queso e infinidad de alimentos.
Y al parecer hay una verdadera razón científica del porqué a todos nos gusta tanto el queso: una cierta adicción. El queso genera una sustancia similar a la morfina.
Todos los productos lácteos contienen una cadena de proteína llamada caseína.
Científicos de la Universidad de Michigan afirman que el queso es tan adictivo como las drogas debido a una sustancia química llamada caseína. La caseína se encuentra en los productos lácteos y puede disparar los receptores opioides del cerebro, los cuales son responsables de la adicción.
Los investigadores descubrieron en un estudio que la pizza era uno de los alimentos más adictivos del mundo, en gran parte debido a su cubierta de queso.
El Dr. Neal Barnard, del Comité de Médicos por una Medicina Responsable, dijo que la caseína “se rompe durante la digestión para liberar una gran cantidad de opiáceos denominados casomorfinas”.
Un número de estudios han revelado que las casomorfinas están vinculadas con el control del dolor, la recompensa y la adicción en el cerebro.
La leche contiene una pequeña cantidad de caseína, pero la producción de un 1 kg de queso requiere alrededor de 10 litros de leche, por lo que el químico se ingiere en grandes cantidades.
De acuerdo con el Programa de Extensión de la Universidad de de Illinois, la caseína hace el 80 por ciento de las proteínas de la leche de vaca.
Se estima que la persona promedio come alrededor de 16 kilogramos de queso, lo que sugiere que es realmente adictivo.
El problema es especialmente grave cuando se trata de queso altamente procesado.