No hay lugar mejor para que liberar a tu estómago de todo lo que te comes que el baño de tu casa. Ese es tu espacio íntimo, donde descansas mientras lees el periódico o das un recorrido por las redes sociales.
Por ello, puede ser comprensible que este hombre, al terminar con su novia, con quien vivía, haya decidido desmontar la taza del baño y llevársela a su nuevo hogar. Eso es amor puro…
La chica manifestó que esta debe ser la ruptura más loca de la historia, y es que resulta que su novio es un experto plomero, y para él fue relativamente sencillo quitarlo y llevárselo.
Luego de 10 meses de estar juntos la pareja decidió separarse y es común que decidan quién se queda con el perro, los hijos, el automóvil… pero no el excusado.
La novia explicó:
Llamé a la policía, vieron el agujero en el baño y se quedaron mirando. Mientras tanto, no tienen nada para seguir. Cada ruptura se vuelve más y más interesante. No importa lo que suceda. Él, sin embargo, es un alcohólico de casi 30 años a quien no le importa tratar de hacerlo mejor.
Lo que siguió no fue fácil, ya que se tardaron todo un día en instalarle el nuevo retrete, así que tenía que ir a un Taco Bell cada vez que quería usar el baño, aunque tiene su ventaja: en cada vuelta se podía comprar unos tacos.
Si tu historia de rompimiento es más rara que esta, compártela.