Y pensar que antes solíamos cazar mamuts… y megaterios. Pero seguramente te habrás preguntado, ¿cómo lo hacíamos? Un hallazgo reciente muestra la manera en que nuestros antepasados se las ingeniaban y cómo arriesgaban sus vidas hace 10,000 años y demuestra que los hombres cazábamos criaturas enormes.
Los megaterios eran animales similares a los perezosos, pero medían 4,000 kilogramos y medían más de 5 metros de altura, además tenían largos brazos que terminaban en garras muy grandes y afiladas. Por eso lograban disuadir a sus depredadores, excepto al hombre. Te imaginarás que cazar uno de estos no era tarea fácil ni poco arriesgada.
Para los tiempos de los megaterios, quienes llegaran a perfeccionar la técnica seguramente eran súperestrellas como Messi, Chuck Norris, Rambo o Terminator en sus tribus.
Las pruebas de cómo se llevaba a cabo la cacería fueron encontradas en Nuevo México en un lugar llamado White Sands, que hace 10 mil años era un terreno húmedo lleno de mamuts, mastodontes y lobos cavernarios. Básicamente, un lugar muy peligroso.
Las pruebas fueron publicadas en un estudio publicado por un grupo de paleontólogos. Este se basa en el hallazgo de huellas grabadas en la roca que hace miles de años era barro. Las huellas permitieron reconstruir una batalla a muerte entre humanos y un megaterio.
Según las huellas, los hombres primero rastrearon al gigantesco animal y luego lo siguieron por largo rato en línea recta. En un momento dado lo alcanzaron y a partir de ahí las huellas del megaterio se ven rodeadas de huellas humanas. En ciertos momentos los cazadores se alejaron del círculo y luego regresaron acercándose desde distintos ángulos. Se cree que esto indica que alguien trataba de herirlo con una lanza.
El estudio publicado el 25 de abril, demuestra que los humanos cazaban criaturas enormes como los mamuts y los mastodontes. Pero como es de esperarse, no siempre el grupo de humanos se salía con la suya o al menos no lo hacía sin algunas bajas considerables.
“Estamos viendo una fotografía del pasado, una interacción entre dos especies”, dijo Sally Reynolds, paleontóloga en la universidad en Poole, Inglatera. “Este fue un momento de acción, un momento de drama”.
Reynolds y sus colegas reconstruyeron la escena donde los humanos acecharon al megaterio, o varios de ellos a los que rodearon a campo abierto. En siete lugares, el animal se paró sobre sus patas traseras para atacar a los humanos y hacerse más grande. Pero la cacería continuó.
El encuentro, señala, “no fue solo suerte, fue un hecho calculado”. “Nuestra intención era matarlos”. Pero del rastro de huellas no se puede inferir quién resultó victorioso. Luego de muchos años, muchos de esos animales se extinguieron y los cazadores humanos sobrevivieron.