Por negarse a asesinar a un par de ositos que acababan de perder a su madre y que estaban atorados en un árbol, Bryce Casavant, un oficial del Departamento de Conservación Medioambiental Pot Hardy, en Canadá, fue suspendido de su trabajo, pues colocó a las dos crías de oso negro en una jaula y los trasladó al North Island Wildlife Recovery Association para su recuperación, en lugar de obedecer órdenes.
Debido a un llamado de alerta que hiciera uno de los propietarios de una casa rodante, y vecino de Pot Hardy, para reportar a una oso negro que había asaltado continuamente el refrigerador en donde guardaba carne y salmón, los oficiales medioambientales acudieron y sacrificaron a la enorme osa; por su parte, los pequeños hermanos hembra y macho, al no regresar su madre con comida, salieron a buscarla; pero al percatarse de la presencia de los humanos, subieron asustados a un árbol, por lo cual fue necesario solicitar ayuda de bomberos para lanzarles dardos con sedantes a fin de bajarlos.
Sin embargo, desobedecer la orden de sacrificar a los hermanos oseznos le originó al oficial canadiense la suspensión de su cargo a lo que comentó:
“En 30 años es la primera vez que me veo envuelto en un asunto así; espero que haya sido algún tipo de malentendido y que la persona responsable recapacite, dado que lo normal es la rehabilitación de los oseznos, pues rehuyen el contacto con el hombre, al que temen”.
Sin embargo no hubo una respuesta favorable de parte de las autoridades, por lo que diversas personas, a través de Change.org, solicitaron a la Ministro de Medio Ambiente, Mary Polak, la reincorporación de Casavant en su lugar de trabajo.
El encargado del centro de recuperación, Robin Campbell, aseguró que el oficial ambiental actuó correctamente, pues los osos aún son pequeños y no están acostumbrados al contacto con humanos, así que lo ideal era devolverlos a su hábitat natural:
“La madre suponía un problema, pero los oseznos no hicieron nada”.