Todo es posible con trabajo y dedicación. Erick Martínez se convirtió en un verdadero ejemplo de éxito al honrar el sacrificio de sus padres luego de graduarse con honores en la carrera de neurobiología de Harvard y, por si fuera poco, de obtener ahora el título de médico de la Universidad de Augusta, en Georgia. Su forma de retribuir a sus padres, quienes son campesinos, ha sido con sus éxitos académicos.
Los padres de Erick son Maricela y Loreto, quienes llegaron a Estados Unidos con tan solo 20 años de edad a mediados de los ochenta. Trabajaron en Carolina del Norte y Florida, pero se asentaron en un pueblo productor de tomate en el sur de Georgia en 1992, justo el año en que nació Erick.
Los padres de Erick llegaron a Estados Unidos en calidad de indocumentados, pero recibieron amnistía por parte del gobierno y luego obtuvieron la residencia. Desde entonces, Erick creció en una comunidad con mayor presencia de personas afroamericanas y blancas que latinas, y fue ahí donde reconoció su vocación a muy temprana edad, cuando los doctores de la Universidad de Emory llegaban a su barrio para hacer consultas gratuitas.
Sin embargo, recuerda que en aquel entonces era muy tímido y no preguntó nada a aquellos médicos. Pero en un español que raya en lo poético comenta que lo que no salió de su boca entró por sus ojos. Después de esa experiencia, a pesar de la pobreza, forjaría su propio camino para convertirse en doctor.
Desde su educación primaria había mostrado sus grandes capacidades intelectuales y por eso cuando su familia y él se mudaron a Bainbridge en 2003, no fue una sorpresa que fuera el mejor estudiante durante sus cursos de secundaria y preparatoria. Erick era sin dudas un estudiante superdotado, pues en 2010 se graduó de la High School de Bainbridge como valedictorian, es decir, el estudiante más destacado de su clase durante ese año.
Luego de esto presentó exámenes para la academia militar de Wes Point y Harvard, dos de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Para su sorpresa, fue aceptado en ambas escuelas, pero se decidió por la academia militar. Sin embargo, uno de sus amigos trató de convencerlo de que no desperdiciara la oportunidad de estudiar en Harvard, pero Erick sentía que ir a Wes Point era una cuestión de honor y retribución a sus padres y al país.
Sin embargo, Erick tuvo que abandonar sus estudios en Wes Point cuando su amigo falleció en un accidente. Después de esto decidió volver a presentar exámenes para Harvard en 2011, donde volvió a ser admitido y se graduó de Microbiología en 2015.
Erick se ha mantenido imparable y en franco ascenso, pues luego de Harvard se matriculó en la carrera de Medicina en la Universidad de Augusta, de donde acaba de graduarse. Ahora, una vez más, se encuentra estudiando en la UCLA. Su nuevo objetivo es obtener la especialidad de Neurología.
Así ha sido la historia de este increíble ser humano, cuyos extraordinarios logros siempre han estado dedicado a sus padres, quienes no tuvieron las mismas oportunidades que él y que toda su vida la dedicaron a recolectar naranjas y tomates para poder brindarle una mejor vida a su familia.
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