Cinco años después de que el oficial de policía Sam Brownlee, de Greeley, Colorado, muriera en un tiroteo, su coche fue puesto en subasta. Y su hijo, quien tenía 15 años cuando su padre murió en el cumplimiento de su deber, asistió con la intención de comprarlo; no obstante, las ofertas subieron extraordinariamente, alcanzando los 60 mil dólares, y le fue imposible quedarse con él.
Sin embargo, recibió un inesperado regalo de parte de uno de los asistentes: este elevó el valor del carro, por mucho, para luego regalárselo al joven. El dinero recaudado además es para una fundación que ayuda a familias de policías caídos.
La patrulla era un Dodge Charger 2010, cuyo valor estimado es de 12 mil 500 dólares. La subasta era organizada por una organización llamada “Concerns of Police Survivors”, que se dedica a ayudar a las familias de oficiales caídos.
Steve Wells, quien compró el auto por un monto muy superior al real, se dio la vuelta tras ganar la subasta y recibir las llaves, y simplemente se las entregó al hijo del policía… “Tanner, aquí tienes tu carro”, le dijo.