Si estás en Canadá y volteas al cielo en una noche clara, puede que veas un halo de luz entre las estrellas que va de este a oeste desde la desde la bahía Hudson hasta los fiordos de la Columbia Británica. Sin embargo, este halo de luz no es una aurora boreal, la cola de un cometa o un arco de protones, lo que se vislumbra en los cielos de Canadá es simplemente Steve.
Si no sabes qué es Steve, no te preocupes, pues al parecer ninguno de los científicos que analizan este peculiar fenómeno saben qué es, así que mientras descubren un concepto más científico para denominar a esta estela de luz, han decidido bautizarlo con este nombre.
Este espectáculo que tiene asombrados a científicos de diferentes países, comenzó con un grupo de personas amantes de las auroras boreales, quienes decidieron abrir un grupo de Facebook llamado Alberta Aurora Chasers (Cazadores de Auroras en Alberta), para compartir experiencias, información y fotografías sobre los fenómenos celestes de dicha localidad de Canadá.
Hace algunos años, algunas de las personas del grupo comenzaron a notar una franja de luz que aparecía un poco más hacia el sur, que las luces del norte, un fenómeno completamente diferente a las auroras boreales.
Para el ojo humano, Steve se ve como un brillo etéreo blanco, muy débil a comparación con las luces del norte, sin embargo, al ser visto por los lentes de la cámara, éste cambia de apariencia, así que los entusiastas de las auroras boreales empezaron a ayudarse de sus cámaras y del cuarto de edición para mostrar los verdaderos colores de Steve: rosa, púrpura y verde.
Lo que se creía que era un arco de protones, es una franja de gas ionizado que se mueve por el aire, a cuatro millas por segundo y con temperatura de 5,982°C, que equivale a la temperatura del núcleo de la tierra. Mide alrededor de 25 kilómetros de ancho y miles de kilómetros de largo y atraviesa el cielo del oeste canadiense.
Tras definirse la idea de que Steve era un objeto autoiluminable y no una estela de luz o algún otro fenómeno, Chris Ratzlaff, fotógrafo y administrador del grupo de Facebook, creyó que habían retratado un arco de protones, un evento rarísimo, pero imperceptible al ojo humano.
El año pasado Ratzlaff y otros miembros del grupo de Facebook coincidieron con el el Dr. Donovan, profesor en ciencia de la Universidad de Calgary, en una plática sobre las auroras boreales impartida por la científica de la NASA, Elizabeth MacDonald, especialista en este tópico.
Después de la charla, los investigadores amateurs se reunieron con el Dr. Donovan, a quién le dijeron que estaban seguros que habían captado un arco de protones y ante la desconfianza del científico, le enseñaron las fotografías que habían capturado hasta el momento.
Les dije ‘¿por qué no me enseñan?’, entonces sacaron fotografías de esta cosa, y entonces les dije: ‘no sé qué sea eso, pero no es un arco de protones.
Como el Dr. Donovan aún no sabía qué era lo que estaba viendo y no quería llamar al fenómeno con un nombre equivocado, se le ocurrió nombrarlo Steve, en honor a una escena de la película de animación Over the Hedge, en donde unos animales del bosque no saben cómo nombrar un objeto imponente al que se enfrentan y deciden ponerle el nombre de Steve.
Ahora que el fenómeno ya tenía un nombre, el Dr. Donovan podría empezar a investigar a Steve y lo hizo con la ayuda de Swarm, una constelación de satélites de la Agencia Espacial Europea que está a 400 kilómetros de la superficie de la tierra.
Hasta el momento, Swarm ha obtenido datos sobre la localización, velocidad y temperatura de Steve, que se han complementado con la documentación y fotografías que los cazadores de auroras han recopilado desde la tierra.
Aún no se llega a conclusiones sobre el origen de Steve, qué es y porqué es tan ardiente, pero el Dr. Donovan piensa publicar un estudio en los siguientes meses para explicar exactamente lo que es Steve y quizá darle otro nombre o al menos, un apellido a este fenómeno celestial.