Este acontecimiento tiene todo el aire trágico, pues precisamente una tragedia no tiene que ver con el desenlace brutal del suceso, sino con una lucha contra lo predestinado que no se puede ganar, aquello vaticinado que se trata de evitar pero que llega con toda su fuerza aplastante al final, como la muerte.
Gilson do Nascimento festejaba su cumpleaños número 43 justo después de haberse curado de un cáncer que lo aquejaba y que le pronosticaba la muerte, cuando un accidente terminó con su vida.
El accidente ocurrió en Campo Bom, en Río Grande del Sur, Brasil. El 17 de septiembre de este año, Gilson adquirió un barril de cerveza para su festejo, pero una descompostura en el envase y un mal trato del contenedor causaron su muerte.
Gilson notó que de su barril salía pura espuma y nada de líquido, por eso llamó a la compañía proveedora, quién le ofreció una compostura provisional del problema y quien envió a uno de sus trabajadores para solucionarlo definitivamente.
Sin embargo, Gilson manipuló el barril antes de que llegara el trabajador de Chopp Express, la compañía que le rentó el barril, lo que causó que el contenedor explotará y le causará la muerte luego de que se le incrustaran pedazos de metal en la cabeza.
El abogado de la compañía, Jose Adelmo de Oliveira, declaró que durante la charla telefónica, se le advirtió a Gilson sobre no mover el barril hasta que llegara el técnico. Sin embargo, José Luis Giovanella, presidente de la Asociación de Microcervecerías, contó que ahora se está investigando a la cervecería y la empresa de entrega involucradas para saber si hubo negligencia en el servicio que ofrecieron.
El trágico suceso ha sido calificado por las autoridades como accidente y nada más. Gilson venció el cáncer seis años atrás y era dueño de una cerrajería. Desafortunadamente, murió frente a los ojos de su esposa, hermana e hijo de 15 años.