Desafortunadamente, el dinero es más importante que cualquier otra cosa para muchas personas en el mundo, por eso no se tientan el corazón al momento de asesinar a una especie que está por desaparecer de nuestro planeta. Por supuesto que influye que hay personas que compran o coleccionan a estos animales, lo que es terrible. Hace unos días un grupo de cazadores furtivos terminó con la vida de una jirafa blanca hembra y era la última de la que se tenía registro.
Estas jirafas tienen una condición llamada leucismo, que es poco común y causa la disminución o pérdida de pigmentación, por lo que adquieren ese tono blanco en el pelaje, pero siguen produciendo pigmentos oscuros. Sin embargo, es diferente al albinismo, pues los animales que padecen este último tienen una coloración diferente en los ojos y una mayor sensibilidad a la luz solar.
El padre y la madre de este ejemplar también fueron asesinados por cazadores, pues aún persiste la conducta de matar “por deporte”, ya que así lo consideran estas personas, sin importar todo el daño que causan, ya sea para lucir los cadáveres como “trofeos” en sus casas, o bien, para venderlos en el mercado negro a coleccionistas o gente que consume partes de animales exóticos porque creen que les darán “poderes”.
Esta hembra vivía en la reserva Ishaqbini Hirola, ubicada al sureste de Kenia y a pesar de los esfuerzos de la comunidad y las autoridades, no se pudo evitar su muerte. Desde 2016, este lugar se convirtió en un importante destino turístico, pues se corrió la voz de la presencia de tres ejemplares de jirafa blanca en el lugar. Sin embargo, esto también despertó el interés de los cazadores furtivos. En 2020 encontraron el cadáver de la madre y una cría de esta jirafa dentro del territorio de la reserva.
Desde el asesinato de su madre, a esta hembra se le colocó un rastreador GPS para mantener vigilados cada uno de sus pasos y así evitar riesgos. Lamentablemente, no fue suficiente para mantenerla a salvo, lo que ha sido una noticia desgarradora para todos en la reserva y el mundo, pues al morir, su reproducción se encuentra en alto riesgo, ya que no se sabe de otra hembra.
Este es un día muy triste para la comunidad Ijara (zona de la reserva) y para toda Kenia. Somos la única comunidad en el mundo que custodiaba las jirafas blancas. Es un golpe a las importantes medidas adoptadas por la comunidad para conservar especies raras y únicas y una llamada de atención para seguir apoyando los esfuerzos de conservación.
-Mohammed Ahmednoor, director de la reserva
Los seres humanos siguen demostrando lo insensibles que son y siguen exterminando especies. Lamentable.