En el juego hay que saber ganar, pero lo más complicado, en muchos casos, es saber perder con dignidad y respeto por el deporte y las personas que participan en él.
Este sábado la famosa tenista Serena Williams, perdió la final del Abierto de Estados unidos y el Grand Slam, 2-6 y 4-6 frente a la japonesa Naomi Osaka. Osaka es ahora la primera japonesa en ganar uno de los 4 torneos de tenis más importantes del mundo.
Sin embargo, esta no fue la noticia del fin de semana, sino la respuesta de Williams, de 36 años, ante la eminente derrota, y su reclamo hacia el árbitro Carlos Ramos, quien la amonestó en varias ocasiones durante el encuentro; por recibir indicaciones de su entrenador y por romper su raqueta durante una rabieta, entre ellas.
Las reglas en el deporte son claras y Carlos Ramos, un árbitro con tres décadas de carrera, lo sabe, es por eso que las amonestaciones que impuso a Williams en ningún momento estuvieron fuera de lugar, pero la tenista lo tomó como una agresión hacia su persona, y como una fuerte declaración de machismo en el deporte.
Nadie niega que el juego de Osaka fue impecable, pero su triunfo no fue impedimento para que Serena, enojada e impotente ante la derrota, encarara al árbitro y calificara de machista y sexista sus decisiones, acusándolo de “ladrón” y “mentiroso”.
En el video podemos escuchar claramente que le recrimina: “¡Eres un mentiroso y un ladrón!”. “¡Soy madre, antes pierdo que hacer trampas!”. “¡Me debes una disculpa, me debes una disculpa!”. “¡No me volverás a arbitrar nunca más! ¡Es porque soy una mujer y lo sabes! ¡Si fuera un hombre no me harías esto!”. “¡Estás atacando mi personalidad!”.
Así de simple, Williams hizo que todo este mal momento se tratara sobre el feminismo, que si bien es cierto, el mundo del tenis se ha visto envuelto en escándalos sexistas (el más reciente contra Alizé Cornet, al ser amonestada por cambiarse de camiseta durante un juego), este caso en particular no se trata sobre eso, y muchos expertos dan la razón: el mal desempeño de Williams durante el partido y su mala actitud fue lo que le ganaron esas amonestaciones que, al final, la hicieron perder contra una de las mejores jugadoras del momento.
Recordemos que no es la primera vez que Serena tiene un encuentro verbal con los jueces, tan solo basta recordar cuando amenazó de muerte al juez de línea en el Abierto de Estados Unidos del 2009.
Finalmente, durante la ceremonia de premiación y con el daño ya hecho, los fanáticos comenzaron a abuchear a Osaka, quien con lágrimas en los ojos aceptó el premio. Serena, por su parte, pidió respeto para su compañera, y dio una rueda de prensa donde justificó su abrupto comportamiento:
“He visto a otros hombres llamar a los jueces de muchas maneras. Estoy aquí para luchar por los derechos de la mujer, la igualdad femenina y todas esas cosas. Y para mi decir ‘ladrón’ y que él me haya quitado un juego me hizo sentir como si fuera una observación sexista. Él nunca le ha quitado un juego a un hombre porque hayan dicho ‘ladrón.
Voy a seguir luchando por las mujeres y por nosotros. El hecho que yo haya tenido que pasar por esto es solo un ejemplo para la próxima persona que tenga emociones, que quiera expresarse y quiera ser una mujer fuerte”.
Según las palabras de Isabel Valdés, para El País, “usar el feminismo como justificación para cualquier cosa es una manipulación de los valores del movimiento, los debilita y convierte el discurso en una trampa”.
Tal vez la tenista esté en lo correcto respecto a su mensaje de igualdad, pero definitivamente no fue el momento adecuado para hacerlo público.