Así como elogios, el cuerpo de la campeona de Artes Marciales Mixtas, Ronda Rousey, ha recibido críticas, señalando que su cuerpo es “demasiado masculino”, aunque esto parece no inquietar a la peleadora, pues este mismo cuerpo la ha llevado a la cima.
“Tengo un término para referirme a la clase de mujer en la que mi madre no quería que me convirtiera. La llamo ‘la perra que no hace nada’. Es el tipo de chica que solo intenta ser linda y que la cuide alguien más. Por eso creo que es hilarante cuando la gente dice que mi cuerpo se ve masculino. Sólo porque mi cuerpo fue desarrollado para un propósito distinto a acostarse con millonarios, no significa que sea masculino. Creo que es femeninamente espléndido, porque no hay ningún músculo de mi cuerpo que no tenga un propósito. No soy una perra que no hace nada”.
– Ronda
A últimas fechas y contra todo pronóstico, no solo se ha vuelto muy popular, sino que se ha convertido en un ícono feminista.
“La mujer más peligrosa del mundo”, “La atleta más dominante del planeta”, “La feminista más dura”, a sus 28 años, Ronda Rousey está acostumbrada a leer estos apelativos en medios como Rolling Stone y Sports Illustrated.
Esta californiana es la mayor estrella de las Artes Marciales Mixtas: su récord profesional es de 12 peleas e igual número de victorias, y en la última defensa de su título, realizada en agosto, tardó solo 34 segundos en noquear a la retadora brasileña Bethe Correia.
Rousey también se ha ganado la devoción del público al encarar directamente a quienes abusan de las mujeres y al defender su apariencia como un tipo distinto de femineidad.
Un ejemplo: en julio ganó el premio ESPY en la categoría “mejor peleador/peleadora”, y al recibir el trofeo habló del campeón de boxeo Floyd Mayweather Jr., quien ha sido arrestado varias veces por violencia familiar: “Me pregunto cómo se siente al ser noqueado por una mujer”, dijo. Rousey no se quedó en eso y en agosto aseguró que en una pelea sin reglas lo destrozaría.
En 1984, AnnMaria De Mars se convirtió en la primera estadounidense en ganar el Campeonato Mundial de Judo. Veinticuatro años después, y tras entrenar desde niña, su hija Ronda Rousey ganaría la medalla de bronce de la misma disciplina en los Juegos Olímpicos de Beijing.
“Ella siempre ha sido una inspiración para mí. De hecho, solía saltar de improviso sobre mi espalda cuando me sorprendía viendo televisión o cuando me relajaba en la cama. Se escabullía por detrás y me aplicaba alguna llave asfixiante. Por eso es que hasta hoy me pongo nerviosa cuando tengo algo de espacio a mi espalda; casi siempre espero verla saltándome encima”.
“Me gusta creer que ella no solo me moldeó físicamente sino mentalmente para ser una peleadora, ya que no solo es una campeona de Judo, sino que también es una experta en psicología educacional y obtuvo un doctorado en la Universidad de California en Riverside. Si alguien sabe cómo moldear una mente joven para que se convierta en la de una campeona, es ella”.
Ronda fue diagnosticada con apraxia, desorden neurológico que altera el habla, pero que se puede superar con terapia. Su frustración era tanta que un día le dijo a su madre: “Soy tonta. María y Jennifer [dos de sus tres hermanas] tienen las palabras. Yo no las tengo”.
De Mars simplemente le contestó que era muy inteligente y con el tiempo Ronda empezó a sobresalir en disciplinas no verbales como matemáticas, ciencia y arte.
En mayo recordó su problema de infancia e hizo un llamado vía Facebook para que los padres se informen sobre la apraxia.
No es la única vez que ha mostrado que le interesa tener un rol más público en áreas distintas al deporte: en 2014 recaudó dinero para una fundación que trata desórdenes alimentarios, ya que ella misma fue bulímica cuando se obsesionó con lograr un buen peso para pelear. Incluso, subió intencionalmente siete kilos para aparecer en la revista Maxim porque no quería mostrar una apariencia “poco saludable”… ¡y lo consiguió!
En 1995, y tras sufrir una lesión degenerativa producto de un accidente, el padre de Ronda, Ron, se suicidó cuando ella tenía 8 años, pues moriría lentamente por una rara enfermedad y la lesión y decidió apresurar las cosas. El refugio de Ronda fueron las artes marciales, aunque su recuerdo revela su faceta más sensible.
“Tengo un tatuaje en mi pie que dice ‘Cada segundo’. Todas las cosas en tu vida te moldean, lo bueno y lo malo, y por eso es que cada momento importa”.
A los 16 años sus brazos eran tan musculosos que sus compañeros la apodaban “Miss Hombre” y se burlaban de que sus orejas quedaban arrugadas, como una coliflor tras cada combate.
Aunque una depresión posterior a Beijing la llevó a trabajar en un bar y a vivir en su propio auto, finalmente decidió probar suerte en las Artes Marciales Mixtas. Llegó a la UFC en 2012, liga que hasta su arribo ni siquiera tenía una división femenina.
Después de tantas batallas dentro y fuera del ring, lo que le importa a Ronda es seguir siendo ella, y respecto a su cuerpo, juzgue usted mismo si parece un hombre, como dicen por ahí…