Sin miedo de sonar cursi, podemos decir que la amistad verdadera es lo más preciado que tiene una persona en su vida, porque los buenos amigos te acompañarán siempre y harán cualquier cosa por ti.
Esta lección de vida nos la da un pequeño de 12 años, que está trabajando arduamente para comprarle una lápida a su mejor amigo quien, trágicamente, perdiera la batalla contra el cáncer.
Kaleb Klakulak y Kenneth ‘K.J.’ Gross, han sido mejores amigos desde el segundo grado. Tristemente, su amistad se pausó en este plano cuando K.J. murió en el mes de mayo.
Se le había detectado leucemia cuando era más chico, y pasó por múltiples cirugías y agotadoras quimioterapias. Finalmente, su vida termino debido a una falla cardíaca.
K.J. fue sepultado, pero su tumba no tiene nombre, ya que su familia no tiene las posibilidades económicas para comprar una lápida.
Es aquí cuando el pequeño Kaleb decide tomar acción y comenzó a ofrecer sus servicios multiusos, desde barrer las hojas en las casas de sus vecinos, hasta recolectar botellas y latas, todo para reunir el dinero suficiente y comprarle a su mejor amigo una lápida. Además, creó una cuenta para donaciones, y pronto llegó a la meta, juntando más de 2,500 dólares. La cuenta sigue en pie, y todas las futuras donaciones serán para apoyar a la mamá de K.J., LaSondra Singleton, a quien de cariño le dicen ‘San’.
San se vio forzada a renunciar a su trabajo en una cafetería escolar, pues necesitaba estar cerca de K.J., sobre todo cuando su salud comenzó a deteriorarse.
Kaleb quería darle el dinero a San antes de navidad: “Quiero mucho a la señora San. Me entristeció que no pudiera comprar su lápida. Yo quiero que la gente encuentre la tumba de K.J. cuando lo vayan a visitar”.
La mamá de Kaleb, Kristy Hall, dice haber apoyado a su hijo todo este tiempo, pues le ayudará a ir sanando poco a poco su pérdida:
“Crep que es algo genial lo que Kaleb está haciendo, pues lo ayuda a enfocarse en algo que lo está ayudando a sanar, igual a la mamá de K.J., que extraña a su pequeño, y es difícil ir a visitar una tumba sin nombre”.
San, por su parte, habló sobre la especial amistad entre su hijo y Kaleb: “K.J. siempre estaba hablando de Kaleb, y quería que lo conociera. Cuando finalmente lo hice, y conocí a su familia, simplemente congeniamos. Ellos son muy parecidos, con un espíritu noble; eran como hermanos. Incluso en sus gestos, ellos eran mejores amigos”.
Todo hombre debería tener una amistad como la de estos dos pequeños, y si la tienen, cuídenla, porque esa persona es especial.