A los ojos de la cultura occidental resulta increíble que algunos pueblos consuman carne de perro o de gato. Por eso el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, propuso que desaparezca el consumo de carne canina, una costumbre muy arraigada en el país asiático.
Sin embargo, la percepción del consumo de carne de perro ha cambiado drásticamente en Corea, pues muchas familias ahora comparten sus vidas con mascotas. Por su parte, el presidente Moon considera que se trata de una costumbre embarazosa frente al resto del mundo y que debería ser examinada.
La cuestión del consumo de esta carne fue tratada durante la consulta política semanal que existe entre los dirigentes del país surcoreano, donde el presidente Moon le preguntó al primer ministro, Kim Boo-Kyum:
¿No ha llegado el momento de considerar prudentemente prohibir el consumo de carne de perro?
El presidente de Corea del Sur tiene a algunos perros de mascotas, con los que comparte residencia en el palacio presidencial y aunque la propuesta cayó bien a ojos de muchas familias, otras personas se oponen completamente a esta, en especial, la gente mayor, quienes son los principales consumidores de carne de perro, y los carniceros, por supuesto.
Además, los trabajadores y dueños de distintos criaderos en el país se oponen a la medida, pues declaran que se acabaría con un trabajo bien establecido que da sustento a varias familias. Otro de los argumentos en contra de la propuesta del presidente Moon es que los perros para consumo humano son perros con una crianza especial que no tiene nada que ver con un perro doméstico. Así lo afirma Cho Hwan-ro, representante de criadores de perros:
Los perros que se crían para el consumo pesan desde 35 kilogramos hasta 80 kilogramos. Son tipos de razas completamente distintivos criados en un ambiente diferente en comparación con las mascotas.
La propuesta ha dividido al pueblo coreano y no ha habido una respuesta gubernamental expresa acerca del asunto. Mientras tanto, diversas encuestas muestran que 49 por ciento de la población estaría de acuerdo con la regulación de estos criaderos, pero la oposición de los que se dedican al negocio de la carne canina es fuerte.