El tiroteo ocurrido en la escuela primaria Robb, de Uvalde, Texas, se ha convertido en una memoria dolorosa y vergonzosa: lastima por el gran número de víctimas (21 decesos y 17 heridos) y da pena ajena por el deficiente desempeño de las fuerzas policiales, que llegaron en unos tres minutos, pero les tomó una hora y cuarto más actuar contra el gatillero.
Ahora se han hecho públicos los videos que evidencian las acciones de las fuerzas del orden durante el trance y el público ha llegado a una conclusión común: lo poco que se hizo se hizo mal y a destiempo. El día terminó con decenas de afectados directamente, una comunidad al borde de la histeria y una fuerza policial escarnecida.
Evidencia de negligencia
En la nueva evidencia en video es obvio que la actuación de las fuerzas del orden no fue ni la más expedita ni la más arrojada. Resumiendo la filmación de cerca de hora y media a tan solo un par de minutos, es claro que los policías solamente están procrastinando y defendiendo su propia integridad, corriendo a buscar refugio ante cualquier indicio de violencia.
Quizá pueda interpretarse como cautela, pero el “cuidado extremo” que ejercieron los efectivos policíacos rayó en la pusilanimidad, dando no solo un espectáculo ridículo y patético, sino también orillando a los familiares de las víctimas a exigir la respuesta a la pregunta “¿Por qué no actuaron antes?”.
La llegada del perpetrador
El 24 de mayo, a las 11:33 a.m., Salvador Ramos, un joven de 18 años, fue captado por las cámaras entrando a las instalaciones de la escuela primaria Robb, en Uvalde. Además, se le ve empuñando uno de los dos infames rifles AR-15 que compró en su cumpleaños.
En la toma se puede ver que un niño se asoma cuando Ramos se encuentra al fondo del pasillo y huye a toda velocidad del sitio al escuchar los primeros disparos. La pesadilla comenzó, pero los refuerzos ya estaban en camino.
Tres minutos: se presentan las fuerzas del orden
Apenas tres minutos después de iniciada la invasión, los primeros en responder llegaron a la escena, al mismo punto donde fue detectado el mortal invasor. Nada mal para no haber tenido aviso previo. Hasta aquí se podría decir que el tiempo de respuesta fue razonable.
Existen reportes de que Ramos publicó en sus redes sociales mensajes en los cuales se podía adivinar que algo tramaba, pero aun así, no era concreto ni mucho menos seguro, por lo que la pronta respuesta de la policía sí es laudable. Sin embargo, lo que pasó a continuación fue entre cómico y trágico.
Cuatro minutos: pies en polvorosa
Luego de llegar con gran impulso y recorrer a toda velocidad los pasillos en busca del agresor, cuando hubo indicios de violencia y peligro, los efectivos en el sitio recularon, retirándose casi “con la cola entre las patas” del sitio donde presumiblemente se encontraba Ramos.
Treinta y tres minutos: asegurando un pasillo vacío
Ya a 33 minutos de haber iniciado el ataque, policías fuertemente armados y protegidos con equipo de asedio (escudos y chalecos) tenían bien encañonado al aire de un pasillo donde no había ni un alma. No vaya a ser que Ramos saliera a darles un susto.
A pesar de que parecía que todo el perímetro estaba rodeado de policías y que estaban bien equipados, no se animaron a dar ni un paso en lo desconocido, probablemente “por si las dudas”. Por desgracia, los oficiales no se moverían de su posición sino hasta un cuarto de hora después…
Cuarenta y ocho minutos: ahora sí, allá van
Una vez que estuvieron seguros de que el sospechoso no se entregaría desarmado, pacíficamente y completamente derrotado por el aburrimiento, los efectivos de la policía decidieron que sería buena idea ir a ver qué pasaba, no fuera que Ramos se hubiera quedado dormido.
Cincuenta y siete minutos: duchos contra el covid-19
Afortunadamente para sus corazoncitos, no hubo ningún imprevisto ni algún susto que provocara un infarto entre los presentes. Los oficiales tomaron sus posiciones y se pusieron cómodos, ya a gusto con el ambiente de seguridad (para los policías).
Incluso, y esto es algo que enfureció a las familias de las víctimas, un efectivo tomó un poquito de gel antibacterial, por si las moscas. Hay que defender la salud de uno, ¿no? La ciudadanía reclamaría luego ¿cómo es posible que tengan tiempo para eso y no para proteger a nuestros seres queridos?
Setenta y siete minutos: ay, nanita
Todo se mantuvo en aparente calma (para ellos, no para las víctimas) durante casi veinte minutos más. Había pasado ya más de una hora y cuarto y ahora sí, la vanguardia intentó (y logró) abatirlo. Los de “hasta atrás en la fila” no tenían ni idea de qué pasaba y saltaron de la sorpresa cuando neutralizaron al perpetrador.
Esta desorganización, aparente negligencia y (algunos han dicho) hasta ineptitud y cobardía han hecho que las familias de las víctimas y la comunidad de Uvalde en general exijan respuestas a por qué la redada se manejó así.
Los expertos opinan
James Hawthrone, jefe de Policía del ISD de Cedar Hill, opina que los efectivos policíacos no hicieron lo que les habían enseñado a hacer, no pusieron en práctica su entrenamiento:
Fue difícil de ver. Es peligroso, es incierto, puede ser que la gente salga lastimada… pero sabemos que es el trabajo para el que nos apuntamos.
Incluso el gobernador de Texas, Greg Abbot, estuvo de acuerdo con liberar el video al público para que se viera claramente la gravedad de la situación, pues “los tejanos merecen ver lo que los mismos responsables de aplicar la ley llaman una falla al aplicar la ley”.