Hace un mes, Cristine Sardella fue al hospital para una cita con el doctor, y notó que un perro estaba sentado en la puerta. Los perros callejeros son comunes en Brasil, pero este era especial.
Su mirada de esperanza cada vez que volteaba a ver el interior del hospital, en lugar de ver hacia la calle, llenó de curiosidad a Sardella. El perro que no se movía de su lugar, no tenía la intención de estorbar, sino de esperar a alguien que nunca más saldría por esa puerta.
“El perro era muy educado, se quitaba para dejar pasar a la gente y luego se volvía a tumbar en el suelo, era educado y manso”, dijo Sardella a The Dodo.
Sardella se enteró más tarde de que el perro no era callejero, sino que era una mascota fiel que esperaba por un amo que había muerto en el hospital.
Sardella, una abogada de la población Novo Horizonte, se sintió conmovida y decidió preguntar a la recepcionista. Entonces supo la verdadera historia. El perro pertenecía a un hombre que 4 meses antes había sido acuchillado en el parque.
Luego de que una ambulancia lo recogió y lo llevara al hospital, el perro llegó siguiendo al vehículo. Cuando el hombre fue internado, el perro se sentó en la puerta de la entrada esperando que regresara. Y así empezó la larga guardia del perro.
El hombre, que al parecer lo era todo para este perro, murió por las heridas, pero el perro nunca lo supo. Así que mes tras mes, sigue esperando, mirando al interior del hospital, por si su dueño regresa.
“Es triste saber que él no verá nunca más a su dueño y que no entienda lo que pasó, lo único que le queda es esperar en el último lugar donde lo vio”, dice la mujer.
El personal del hospital le da agua y comida al perro desde entonces, pero Sardella espera que se pueda hacer más por él. Siendo dueña de dos perros, no se puede dar el lujo de adoptar al perrito leal, así que decidió compartir la historia en las redes sociales.
La respuesta fue mayor y poco después, un grupo de rescatistas de perros lo llevó a un refugio para encontrarle un hogar. Pero antes de eso, escapó.
“Huyó y cruzó toda la ciudad, caminó varios kilómetros y regresó al hospital”, señala Sardella. En la puerta del hospital, el perro se volvió a tirar. Tal vez en algún momento comprenda que está bien seguir su camino, o tal vez muera ahí, esperando a su mejor amigo.
El director del hospital, Osvaldo Sobrinho, dijo que una persona que trabaja en el hospital decidió adoptarlo, pero por lo pronto, espera a que el perro quiera dejar el lugar. Por lo pronto, el perro será atendido por un veterinario para ver que se encuentre bien.