Un ministro de una Iglesia africana que complementa su escaso salario buscando minerales en las minas artesanales del este de Sierra Leona acaba de encontrar uno de los diamantes más grandes jamás vistos.
La piedra de 709 quilates fue extraída por Emmanuel Momoh, pastor de una de las innumerables iglesias que ministran a las comunidades mineras del distrito de Kono, el centro de diamantes que se convirtió en el crisol de la sangrienta guerra civil de Sierra Leona.
Se cree que es el decimotercer diamante sin cortar más grande jamás extraído del suelo, según lo dijeron analistas de la industria.
Esta piedra será subastada, según lo anunció el Gobierno de Sierra Leona, y aunque su valor no puede ser determinado a simple vista, tendrán que esperar a que evalúen su calidad. Sin embargo se sabe, por medio de otra subasta de este tipo, que el precio puede llegar a los casi 70 millones de dólares.
El presidente Koroma, cuya nación sufrió poderosamente y que aún se recupera de su sangrienta guerra civil y del posterior flagelo del Ebola, se mostró agradecido y anunció inmediatamente una subasta internacional transparente, con beneficio directo al país, y remunerando al señor Momoh.
La piedra, en lugar de haber sido encontrada por una empresa internacional, que operan los campos de Kono con enormes excavadoras, fue encontrada por un hombre común y corriente, como los miles que trabajan intensamente bajo el sol ecuatorial. Esto será tomado por muchos como respuesta a sus fervientes oraciones susurradas diariamente en las iglesias de Kono.
Con el virtuoso vicario entregándole la piedra a las autoridades, también puede sorprender a muchos como un acto de propiciación, un momento en que Sierra Leona se distanció simbólicamente de la sed de sangre de sus 11 años de guerra civil, que terminó en 2002.
Decenas de miles de esclavos de Sierra Leona pasaron gran parte de esa brutal década excavando en el barro, obligados a buscar diamantes para financiar una rebelión montada por un jefe militar liberiano, Foday Sankoh.
El Frente Unido Revolucionario de Sankoh castigó a los que se resistieron, cortándoles las orejas y los genitales, o arrancándoles los globos oculares. Más de 100.000 personas murieron y decenas de miles más fueron mutiladas antes de que la intervención militar de Gran Bretaña, en el 2000, favoreciera al gobierno.
En la ficción, la historia de Kono se retomó en la película Diamantes de Sangre, protagonizada por Leonardo DiCaprio, quien después de filmar la película ayudó bastante a esta zona.