Después de una tarde de trabajo, ¿quién no disfruta llegar a la mesa y comer un rico manjar? Sin duda, es de las mejores experiencias que un hombre puede tener. Con apetito, uno le agarra buen sabor a todo, hasta a un celular, como este hombre egipcio.
El 23 de septiembre de 2020, un hombre de 28 años identificado como Hassad Rashad fue llevado de urgencia al Hospital Universitario de Asuán, en el sur de Egipto, por un severo dolor abdominal. Después de que los médicos sacaron una radiografía a su abdomen, se dieron cuenta de que un objeto en el interior de su estómago era el causante de infecciones intestinales y abdominales, por lo que tuvo que ser intervenido para evitar mayores complicaciones.
Durante la cirugía, los médicos extrajeron un objeto que se encontraba envuelto en plástico. Por la forma, creían que podría tratarse de hachís, un subproducto obtenido de la resina del cannabis, por lo que dieron aviso a la policía. Una vez que los oficiales llegaron al hospital, procedieron a desenvolverlo. Para su sorpresa, se trataba de un celular, pero no era un smartphone enorme, sino uno pequeño. Aun así, esas cosas no llegan al estómago por accidente.
Se desconoce las causas por las que Hassad ingirió el teléfono móvil, pero, según su hermano, el hombre originario de una pequeña aldea en la gobernación de Qaliubía tiene una enfermedad mental (la cual no se especificó) y ha estado en tratamiento durante mucho tiempo. Sin embargo, lo que realmente consternó a los doctores fue que el teléfono había estado en su estómago de seis a siete meses.
Hassad dijo que se había sentido demasiado avergonzado para ir al hospital después de que lo tragó y esperó a que pasara de forma natural, pero no fue así. Se desconoce, por privacidad del paciente, cómo terminó sus atenciones en el centro médico. Sin embargo, increíblemente no ha sido la única persona que ha pasado por algo similar.
En septiembre de 2021, un hombre de 33 años, prisionero de Pristina, Kosovo, cuya identidad quedó en el anonimato por seguridad, ingresó al Hospital Universitario de Pristina después de quejarse por un dolor en el estómago durante varios días. Ahí los médicos se percataron de que se había comido un celular. Según el doctor Skender Talaku, quien dirigió la intervención, extraerlo no fue una tarea fácil.
El médico también mencionó que el procedimiento duró más de dos horas y se hizo a través de una endoscopía cuatro días después de que el sujeto ingirió el teléfono celular.
Se hizo por medios endoscópicos, es decir, sin cortar el estómago, sacamos el teléfono dividido en tres partes. Fue la batería lo que más nos preocupó (…) el ácido corrosivo de la batería podría haberse filtrado en su estómago.
No está de más decir que las baterías de los celulares pueden ser mortales si están en contacto con el ácido del estómago y que estas pueden explotar. Pero si no se sorprendieron con la noticia, lo harán con el modelo del celular, el cual era un Nokia 6310, de los indestructibles teléfonos de “ladrillo”. El paciente no dio ninguna explicación, aunque se presume que introdujo un teléfono ilegalmente a la prisión para comunicarse con el mundo exterior.