En los últimos días, un caso más de tiroteo escolar se presentó en Estados Unidos. Ethan Crumbley, un adolescente de 15 años, disparó en su escuela contra sus compañeros, mató a cuatro e hirió a otros más. Lo hizo tan solo unas horas después de que tuviera una reunión con sus padres y los directivos de la escuela, pues lo encontraron buscando municiones en internet.
Los eventos tuvieron lugar en Michigan y el caso está plagado de varias negligencias y señales ignoradas por parte de los padres y, tal vez, de las autoridades escolares, cuyas acciones no fueron suficientes para evitar la tragedia. Por esa razón es el primer caso en que también se han presentado cargos contra los padres del menor responsable del atentado.
Todo inició el Día de Acción de Gracias, cuando su padre compró un arma de 9 mm que Ethan presumió como suya inmediatamente en redes sociales. Además, Jennifer, madre del adolescente, subió algunas fotografías a sus redes donde se veía a la familia practicando disparos con el arma.
Acabo de recibir mi nueva belleza hoy. SIG Sauer 9MM. Hagan cualquier pregunta. Voy a responder.
Todo parecía “normal” en una nación que se declara con el derecho de tener un arma en casa, pero días después, Ethan fue sorprendido en el aula buscando información sobre municiones para el arma. Al ser cuestionado por los consejeros escolares, él dijo que solo quería información porque se encontraba desarrollando un videojuego. Ante la llamada de atención, su madre fue notificada. Sin embargo, ella mandó un mensaje a su hijo en el que le decía que no se preocupara:
LOL [Laugh Out Loud, risas]. No estoy enfadada contigo. Lo que tienes que hacer es aprender a que no te pillen
https://twitter.com/eldatomx/status/1466456057757286411
Pero más tarde, la profesora de Ethan le encontró un dibujo en el que se mostraba una pistola, una cara sonriente y a él disparándole a otra persona. Además, el menor escribió entre garabatos, a modo de historieta, “Las voces no van a parar”, “Ayúdame” y que había “Sangre por todos lados”. Por esta razón, las autoridades de la secundaria Oxford mandaron llamar a James y Jennifer Crumbley, sus padres, quienes llegaron una hora y media después.
El director puso al corriente de la situación a los padres del menor y tanto profesores como consejeros les expresaron su preocupación por Ethan, pues consideraban que necesitaba ayuda profesional. Así, se les dijo a James y Jennifer que se llevaran a su hijo a casa, pero ellos se rehusaron enérgicamente y al no tener antecedentes de mala conducta, los consejeros escolares dejaron que Ethan se quedara.
Sin embargo, tres horas más tarde, Ethan salió de los baños de la escuela con la pistola cargada disparando a diestra y siniestra sobre sus compañeros. De esta manera, acabó con la vida de Tate Myre, de 16 años; Madisyn Baldwin, de 17; Justin Shilling, de 17, y Hana St. Juliana, de 14.
Según los informes, Ethan Crumbley disparó 30 balas, mató a cuatro personas e hirió a otras siete. A pesar de la tragedia, las autoridades educativas han aplaudido el accionar de la escuela, pues rápidamente se encerraron en los salones o hicieron barricadas, lo cual redujo el número de víctimas y permitió que Ethan fuera controlado.
Durante las clases, cuando cientos de estudiantes estaban en el pasillo haciendo la transición de un aula a otra. Antes de que el tirador pudiera caminar una corta distancia para entrar en el pasillo principal, los estudiantes y el personal ya habían entrado en las aulas, cerrado las puertas, levantado barricadas improvisadas y cerrado o huido de acuerdo con su formación. El sospechoso no pudo acceder a una sola aula.
—Thim Throne, superintendente de las escuelas Oxford
Después de esto, la fiscalía lanzó una orden de arresto contra los padres bajo cuatro cargos de homicidio involuntario, pues, según ha dicho la fiscal de Okland, Karen McDonald, ignoraron las señales obvias del tiroteo. Por esta razón parece que James y Jennifer quisieron huir a Canadá, pero fueron encontrados en un almacén de Detroit.
Los Crumbley apagaron sus celulares para no ser localizados y no estaban en su casa, por eso las autoridades ofrecieron una recompensa de 10 mil dólares a quien diera pistas de su paradero. La pareja fue hallada por agentes del FBI en un almacén de arte de Detroit, donde aparentemente se escondía para luego huir a Canadá. Sin embargo, fueron atrapados cuando retiraron cuatro mil dólares del cajero.
Tras su detención, los Crumbley se declararon inocentes y sus abogados han dicho que no intentaban escapar, pero el tribunal ya les ha impuesto una fianza de 500 mil dólares a cada uno. Ambos padres se encuentran bajo arresto al igual que su hijo, pero sin que Ethan esté enterado. Por su parte, Ethan será juzgado como un adulto y enfrenta cuatro cargos por asesinato, uno por terrorismo local, siete por ataque con intento de homicidio y 12 por posesión de un arma en un delito grave.
Los abogados de los Crumbley han señalado que los padres no tenían ninguna intención de huir, pues cuando el tiroteo comenzó, alrededor de la 1:00 p.m., Jeniffer mandó un mensaje a Ethan diciéndole “No lo hagas” y su padre reportó al 911 la desaparición del arma. Sin embargo, para el tribunal, se trata de un caso de omisiones muy graves de señales del ataque finalmente ejecutado.
Ahora las autoridades han dicho que revisarán de manera exhaustiva las redes sociales de Ethan, pues, según las evaluaciones médicas, no padece de sus facultades mentales o presenta algún trastorno psíquico.