Un papá con cáncer terminal se adelantó a la celebración de Navidad porque teme no llegar a la fecha. Jay Clark, de 41 años de edad, y su novia Caroline Donoghue tuvieron a su primer hijo hace 10 meses.
Maxie fue un niño milagro, según los médicos, pues la pareja no podía concebir, ya que Caroline era infértil. Sin embargo, cuando estaba embarazada y con 7 meses, Jay enfermó.
Tenía un dolor insoportable en el estómago y su piel se volvió amarilla; un tumor estaba presionando el conducto biliar. Resultó cáncer de páncreas.
Aún no saben cuánto tiempo le queda, así que Jay decidió celebrar la Navidad prematuramente, en caso de que su pequeño hijo no pueda vivir esto con él. Jay dijo a The Mirror:
“Quería tener una fiesta de Navidad, pero creo que es posible que ni siquiera pueda llegar a esa fecha. Anoche estaba en agonía, y Caroline me estaba poniendo morfina.
“Pero Maxie es quien me hace seguir. Es un pequeño milagro en muchas formas. Cualquiera puede tener cáncer; la diferencia es que yo tengo el lujo de saber cuándo y cómo voy a morir. Eso me da tiempo de prepararme”.
También ha tenido tiempo de escribirle cartas a su hijo. Jay conoció a su padre hasta los 16 años, por ello nunca tuvo una tarjeta de Navidad o de cumpleaños, “así que me aseguraré de que él reciba una hasta sus 18 años”.
Ante esto, The Mirror tuvo la iniciativa de ayudarle a celebrar la Navidad con su hijo. En entrevista, explica que se rehúsa a que su hijo lo vea sufriendo o llorando.
“Espero que él tenga una vida feliz y que aprenda algo de mí, como luchar contra las adversidades de la vida. Espero que siga teniendo su personalidad y que haga reír a la gente tanto como ha hecho reír a su papá. Quiero que sepa que su papi lo extraña y que siempre lo extrañará”.
Jay tenía esperanzas de vida cuando le descubrieron el cáncer, pero unas semanas después, un cirujano le informó que había encontrado un tumor inoperable que crecía en una arteria. Un mes después comenzó como tratamientos agresivos de quimioterapia, y poco tiempo después de nacido su hijo, le dijeron que el tumor se había esparcido por todo el cuerpo y que tenía los días contados.
No obstante, en septiembre decidió dejar los tratamientos de quimioterapia para disfrutar de una mejor calidad de vida con su hijo. Determinado a pasar la Navidad real con su hijo y llegar a su cumpleaños el 9 de enero, Jay agradece cada nuevo día.