La frustración es un mal que nos ataca a todos y las reacciones a ella suelen ser diversas, así como las causas. Pero, casi siempre, ante el estrés solo hay de dos moles: la depresión o la ira. En este caso, la ira poseyó a un contratista alemán, quien decidió usar su retroexcavadora para causar destrozos a unos departamentos que él mismo construyó.
Este nivel de enojo no lo habíamos visto desde que Jesús expulsó a los mercaderes del templo de Dios y este furioso constructor alemán, con toda razón, bien pudo haber proferido las injurias del nazareno contra sus deudores: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones…Pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones”.
La razón por la que el constructor se llenó de rabia y decidió destruir parte de los balcones de un complejo habitacional fue porque llevaba mucho tiempo sin recibir el pago por su trabajo, y parece que pasaría aún más tiempo sin recibirlo. Por este motivo no dudó en subirse a la retroexcavadora para deshacer lo que había erigido con sus propias manos.
Las autoridades estiman daños por siete millones de dólares al inmueble y evalúan la posible presencia de daños estructurales que lleven la demolición del edificio. Sin embargo, al terminar de hacer su rabieta, el hombre se subió a su carro y se dirigió a entregarse a las autoridades.
Un conductor de excavadora destruye un edificio nuevo en la ciudad alemana de Blumberg porque no recibió su sueldo 👇 pic.twitter.com/V6NyukyybJ
— RT en Español (@ActualidadRT) July 30, 2021
De todas formas, el colérico alemán podría quedar libre debido a que asegura que el edificio todavía le pertenece, pues no le han pagado por su trabajo en él. Hecho que de comprobarse, lo dejaría en libertad, ya que no habría delito que perseguir.
El suceso tuvo lugar en la ciudad de Blumberg, al sur de Alemania, y los vecinos que atestiguaron la furia del hombre dijeron que solo se detuvo porque la manguera hidráulica de la retroexcavadora se rompió. El brote psicótico quedó grabado y se volvió viral. Ahora este contratista alemán está a la espera de las determinaciones de la ley. Después de todo, la ira es una emoción universal, perder la paciencia es de humanos y el papa Francisco no se ha cansado de recordárnoslo.