Hay de historias a historias y es común saber de jóvenes o adultos que luchan cada día por cumplir sus sueños y metas durante mucho tiempo, pero este caso es muy poco ordinario, ya que el chico en cuestión, quien solo buscaba llevar sustento a su casa, logró darle un giro por completo a su vida y la de su familia.
Gabriel tiene tan solo 11 años de edad y un gran sentido de responsabilidad. Es originario de un barrio humilde ubicado en una de las zonas consideradas como más peligrosas por el tráfico de drogas y delincuencia en la ciudad de Mossoró, Brasil y su familia ha atravesado por situaciones muy complicadas que se acentuaron debido a la pandemia, motivo que lo llevó a salir a vender estas botellas de agua.
Pero un día recibió una denuncia por vender sin permiso, incluso el Consejo Tutelar para Menores llegó a intervenir en el caso al tratarse de ser menor de edad, por lo que hubo problemas tanto para él como para su madre.
Él es el mayor de cuatro hermanos y se sintió tan desesperado que en un momento llegó a subir un video a sus redes sociales donde se le ve llorando de la impotencia de no ser capaz de ayudar a su familia, que sobrevive solo con un bono de gobierno que recibe su abuela y que apenas alcanza para pagar la renta de la casa donde viven.
Uno de sus deseos era tener una casa tan grande donde tuviera su propia habitación y estar lejos de la inseguridad que se sufre en su barrio. Y este sueño fue logrado con la ayuda de internet y las redes sociales, pues cientos de usuarios se solidarizaron a su causa y participaron para organizar una colecta, de la que el chico no tenía ningún conocimiento.
Llegó a recaudar la suma de 82,000 reales, algo así como 15,000 dólares, y esto le permitió comprar la casa que el pequeño tanto añoraba. Una vez estando lejos de la delincuencia, planean abrir un negocio que le permita obtener recursos económicos.
La propiedad cuenta con una amplia sala de estar, cocina, varias habitaciones y un patio trasero que puede servir para más construcción. Lo que más hace feliz a este niño es que ha alejado a su familia de toda esa inseguridad en la que estaban inmersos y no siente ninguna vergüenza por haberse dedicado a vender botellas de agua para poder llevar pan a la mesa.
De cualquier forma, Gabriel intentará no volver a salir a vender para evitar poner en riesgo la tutela de su madre y él y su familia esperan que la pequeña empresa que están por montar sea de gran ayuda para mantenerlos a todos de ahora en adelante.