Si te pusiste a llorar porque tus padres no te quisieron comprar un teléfono nuevo, ¡a tus 35 años!, por favor revisa esta historia para que veas realmente lo que es necesidad y las ganas de salir adelante en la vida. Jorge, un pequeño de ocho años, te va a dar una lección.
Este pequeño fue abandonado por su padre y su madre murió, en Huimanguillo, un pueblo en México, por lo que él y sus dos hermanos quedaron al cuidado de su abuelita. Pero la realidad es que pasan hambre debido a su precaria situación económica, así que Jorge decidió tomar medidas al respecto…
Felipe Garduza López es propietario de una carnicería cerca de la casa de Jorge y a través de su cuenta de Facebook compartió la historia:
Bueno, solo quiero contarles. Él es Jorge; hace exactamente una semana llegó a la carnicería y con mínimas esperanzas me preguntó: ‘¿aquí no tienes trabajo para mí, verdad?’. A lo que le contesté: ‘¿en serio quieres trabajar? Si quieres aprender a trabajar, quédate aquí ahorita’. Con una alegría inexplicable me dijo que sí, que volvería en cinco minutos, que solo le iría a avisar a su abuelita.
A como dijo, en cinco minutos regresó, y con todas las ganas del mundo agarró un cuchillo y se dispuso a aprender. Jorge es un niño que ha sufrido mucho, perdió a su mamá y su papá lo abandonó, su Abue lo cuida a él y a sus dos hermanos, ella es una persona de muy escasos recursos. El día que llegó a la carnicería le di comida y comió muy rápido, le pregunté que si había comido algo, a lo que me contestó: ‘sí, ayer, unas tortillas’. Créanme, me sentí muy mal y decidí que iba a apoyarlo y tratar de enseñarle este humilde oficio, porque sé que, primero Dios, le servirá.
De esta manera, Jorge se convirtió en el pequeño aprendiz de carnicero, pero no de a gratis sino que recibe un sueldo por su trabajo. Felipe continuó con el relato:
Quiero resumir esto en que allá afuera hay muchas personas sufriendo, muchos niños y niñas sin comida o ropa para vestir. En que no todos tenemos las mismas opciones, en que a esos niños que andan pidiendo un peso les demos un taco, ropa, juguetes y si podemos les demos trabajo.
Mi padre dice que al campesino no hay que darle el pescado, hay que enseñarlo a pescar. Ayer Jorge recibió su primer pago de la semana, no podría expresar su cara de felicidad, decía que nunca había tenido ese dinero.
Y justo eso es lo que Felipe hace con Jorge, ayudarle a tener mejores condiciones de vida y enseñarle un oficio honesto que en el futuro le permita seguir ganando dinero para cubrir sus necesidades. A través de su ejemplo muchos se han sentido conmovidos y tratan de hacer conciencia sobre las condiciones similares en las que viven día a día millones de niños, ante la indiferencia del mundo.
Los niños deben ser cuidados, queridos, respetados y, claro, es algo inconcebible que un pequeñito sufra por no tener algo qué comer. Mira a tu alrededor y seguro encontrarás a uno que necesite de ti: ayúdalo. Tal vez no es tan difícil cambiar su vida y verlo feliz, como Jorge: