Algunos creían que “era puro cuento” de sus padres, cuando decían que Carlos Antonio Santamaría Díaz, de 12 años de edad, estaba preparado para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y estudiar la licenciatura en Física Biomédica.
Lo más complicado ha sido que lo aceptaran en la universidad, y de hecho, es la primera vez que esta institución, la de mayor prestigio en México, acepta a alguien de esta edad como un alumno regular en una de sus licenciaturas.
Desde que era todavía más pequeño ha estudiado diplomados en algunas facultades de esta universidad, como la de Química, Ciencias Genómicas y la de Investigaciones Materiales, y todos los concluyó con excelencia.
Esto le valió el que desde los 9 años fuera invitado a la Cámara de Diputados en México, donde ocurrió algo simpático, pues les dijo a los políticos:
No, yo no quiero ser diputado; no quiero ser como ustedes.
Por si faltaba una muestra más de su inteligencia…
Para lograr que lo aceptaran, tuvo que acreditar los conocimientos de la educación secundaria y la preparatoria, a través de unos intensos exámenes, y el propio Carlos comentó:
Lo más difícil fue que mis papás convencieran a las personas de que me dejaran hacer los exámenes de secundaria y bachillerato, porque decían que seguramente era puro cuento.
Sin embargo, este pequeño les demostró que es una realidad, ya que aprobó esos exámenes y también el de admisión para la UNAM.
El secreto, dice Carlos, es nunca rendirse:
Es estarle dando, nunca decir ‘no se puede’, me voy a regresar a la primaria. Siempre hay una forma de entrar. También estudié por Internet, así he aprendido biología, cálculo, pero además, hay que tener el apoyo de toda tu familia, es lo más importante. Mis padres han hecho más que yo, ellos han preparado todo y yo solo estudio y apruebo los exámenes, pongo la última pizca para pasar a lo siguiente.
Su objetivo, ha dicho, es construir una mitocondria desde cero, estudiarla, y tener una colonia de mitocondrias que se pueda desarrollar, para luego crear los demás organelos, hasta poder reproducir completamente una célula.
Con esto, explica Carlos, se podrían renovar las células y llegar a la cura de enfermedades para las que, hasta hoy, no existe un tratamiento eficaz.
La tenacidad y dedicación de este genio lo ha llevado hasta donde está, y sabe que no ha sido, ni será un camino fácil, pero aclaró:
Solo quiero estudiar; si me cierran las puertas, me meteré por las ventanas.