Nash Johnson, de 8 años, tenía un objetivo, un deseo que quería lograr, aunque no quería que alguien más se lo cumpliera. El pequeño anhelaba una consola de Xbox, pero no tenía el dinero para comprarla, así que decidió postularse para un trabajo como lavaplatos en un restaurante.
El pequeño originario de Kentucky, Estados Unidos, sabe que en la vida, para conseguir las cosas materiales que se quieren, se necesita trabajar para generar dinero, eso nos dice la teoría económica, por eso trató de vender su fuerza de trabajo y transformarla en un Xbox.
La madre Nash cuenta que su hijo tiene una “educación financiera” sólida inculcada desde casa, en la que a cambio de realizar tareas domésticas durante toda la semana, al final de esta, recibe cinco dólares, lo que ha hecho que el pequeño Nash busque acrecentar sus ingresos.
Aunque Nash no obtuvo el empleo que solicitó, el restaurante se vio muy sorprendido con su arrojo, por lo que decidió premiarlo regalándole el Xbox que quería. Obviamente, el trabajo infantil es algo penado por la ley y era predecible que no se quedara con el empleo.
El restaurante Drake’s decidió hacerle el regalo del Xbox y también le dio una playera oficial de sus trabajadores con su nombre como símbolo de sus ganas de trabajar y el respeto que la empresa le merece.
Estaba muy impactado. Ojalá tuviera el trabajo y la Xbox. Tengo la Xbox, pero desearía tener el trabajo.
Aunque Nash consiguió el Xbox y se sintió feliz e impactado, no terminó de sentirse tan satisfecho, pues lo que el quería era trabajar y adquirir experiencia en el mundo laboral. Pero igual no debe comer ansias, apenas en 10 años podrá laborar donde él quiera y luchar por sus sueños. Por mientras, está bien que no contribuya a la plusvalía.