Andrew Iwanicki estaba tan aburrido el día que vio el anuncio del nuevo experimento de la NASA, el cual consistía en permanecer acostado en una cama por 70 días a cambio de 18 mil dólares, que decidió apuntarse.
El estudio tenía como objetivo medir el efecto que el descanso prolongado podría tener en los astronautas del futuro; debido a las largas distancias a recorrer, pues es más factible que los viajeros permanezcan tumbados para ahorrar energías y ocupar el menor espacio posible en la nave.
Andrew encontró la convocatoria en un post de Reddit en 2013. Un año más tarde, sólo un día después de ser despedido de su trabajo, se enteró de que había sido elegido de entre los 25 mil solicitantes. Fue trasladado a Texas y allí le aplicaron los exámenes médicos necesarios antes de comenzar el experimento.
“Nunca he tenido ninguna hospitalización grave, por lo que la idea de reposo en cama era una idea un tanto extraña. El hecho de que no pudiera sentarme lo hacía más extremo. Físicamente, era una experiencia dolorosa; el cuerpo no está acostumbrado a esto por prolongados de tiempo”.
Hubo momentos en los que Iwanicki no lo pasó nada bien. Para empezar, la cama estaba inclinada para que los pies estuviesen más altos que la cabeza; la presión arterial en la cabeza aumentó y eso le provocaba jaquecas, pero ese era sólo uno de los problemas.
Permanecer en posición horizontal supuso un gran estrés para su columna vertebral, que no está diseñada para soportar el peso de los órganos durante tanto tiempo, aunque podía recostarse en su estómago si quería. Algo que hacía como ejercicio diario, además de ponerse en posición fetal para estirar un poco la espalda.
Que estuviese en cama no significa que podría dormir cuando quisiera, tenía un estricto horario y estaba vigilado constantemente para evitar que se lo saltase. Los únicos momentos privados eran para orinar y defecar, y si alguno ha estado en la cama de un hospital saben lo duro que es esto.
También tenía privacidad en las duchas y acceso a Internet, por lo tanto podía socializar un poco (pero no de manera íntima).
En cuanto a la comida, era algo como lo que te sirven en la escuela, sólo que sin el pastel de chocolate o el flan de menta. Su alimentación fue planeada cuidadosamente por un dietista, por lo tanto Iwanicki no perdió peso.
Se le permitió tener visitas, pero el contacto físico tuvo que mantenerse al mínimo, algo que era particularmente difícil cuando su novia iba a visitarlo.
“Se nos permitió tocar nuestras manos, pero no pudimos tener intimidad. Había otra cama en la habitación y pregunté si ella podía arrastrarla a mi lado para unirla a la mía y así poder estar en el mismo ángulo, pero ni siquiera me permitieron eso. Así que básicamente, durante los tres días que ella vino a visitarme, se sentaba en la silla al lado de mi cama”.
Finalmente, cuando Andrew se levantó por primera vez, le bajó tanto la tensión que estuvo a punto de desmayarse y tuvieron que volver a acostarlo por precaución.
Ahora que conoces esta experiencia, ¿de verdad aceptarías 18 mil dólares por permanecer acostado 70 días?