Vicente Fernández ha sufrido mucho de salud en las últimas semanas, por lo que el “Charro de Huentitán” no volverá a los escenarios, pero aquí celebramos su vida, música y agradecemos su voz, que nos acompañó durante muchas desgracias y mal de amores.
¿Cómo olvidar a quien nos amenizó nuestras borracheras más épicas, a quien nos enseñó que vale más un buen amor que mil costales de oro? Su trayectoria es larga y su rango artístico amplio, pues Vicente Fernández se alternó entre la música vernácula y el cine mexicano. Así se instaló en el corazón de muchos mexicanos.
Nada más escuchar su voz, se antojaba un buen trago y al verlo en la pantalla chica, uno se sentía charro de verdad. ¿Cómo olvidarlo en sus icónicos personajes de El Arracadas, El Gallero, El Tahúr o El Hijo del Pueblo? Sin embargo, sus interpretaciones musicales fueron las que más hicieron mella en nuestro hígado, como: Por tu maldito amor, Mi viejo, Hermoso cariño, Volver Volver, Qué de raro tiene, Acá entre nos, Lástima que seas ajena, Mujeres divinas y La ley del monte, que nos enseñaron a llevar con elegancia y señorío la borrachera.
“Chente” era inconfundible, pues su voz vibrante y sus gestos en el escenario lo hacían único. El hombre que no dejaba de cantar hasta que el público dejara de aplaudir nació en 1940 y ahora su vida se apaga 81 años después, ya que los pronósticos no fueron favorables y su recuperación dependía de un milagro.
La salud del charro se vio comprometida desde el 2002 cuando le detectaron cáncer de próstata, pero logró reponerse a esta y otras enfermedades, como su tumor en el hígado, la trombosis y las hernias. Sin embargo, en agosto de este año volvió a ser internado porque se cayó en su cuarto y se lastimó las vértebras cervicales.
Desde entonces, la salud del cantante se hizo delicada y pasó varios meses en cama con poca mejoría. Para finales de agosto, “Chente” se encontraba consciente aunque necesitaba ayuda artificial para respirar y comer. En octubre presentó una inflamación en las vías respiratorias y a últimas fechas parecía recuperarse, pero de pronto volvió a sufrir una crisis en las vías respiratorias.
Así se retira un grande de la música mexicana y todo México llora a quien lo acompañará durante décadas en sus fiestas, en sus ratos de soledad y en sus pantallas. Su familia estuvo con él todos estos meses y sostuvieron la mano de su padre hasta el último momento. Ahora solo nos queda el legado musical de Don Vicente Fernández para honrarlo.