Es bien sabido que las situaciones peligrosas, en algunos casos, nos hacen reaccionar rápidamente; la adrenalina aumenta, nuestros sentidos se despiertan y actuamos en seguida para salir del problema. Una mujer embarazada no tuvo que pensarla dos veces después de ver a un tiburón atacar a su marido, en seguida se sumergió al océano para rescatarlo.
El accidente ocurrió el domingo 20 de septiembre durante un viaje de snorkel en los Cayos de Florida, Estados Unidos. Margot Dukes-Eddy estaba en un bote con su esposo Andrew Eddy, sus padres y otros miembros de la familia disfrutando de un soleado día. Andy, de 30 años, se dirigió a la parte trasera del bote alrededor de las 10:30 am y saltó a las cálidas aguas marinas.
Unos minutos después de su chapuzón, un tiburón grande se agarró de su hombro y la sangre inmediatamente llenó el agua. Todos los familiares comenzaron a gritar con desesperación, pero la embarazada Margot no, ella saltó del bote en ayuda de su esposo, sin tener en cuenta su propia seguridad; en su mente solo quería salvar a Andrew.
Según el informe de la Oficina del Sheriff del condado Monroe, “Dukes vio la aleta dorsal del tiburón y luego la sangre en el agua. Dukes, sin dudarlo, se zambulló en mar y llevó a Eddy a la seguridad del bote”.
Gracias a la valentía y rápidas reacciones de su esposa, Andrew fue sacado del agua y llevado a la playa más cercana, donde un equipo de médicos, bomberos y rescatistas ya estaban esperándolo. El equipo médico atendió las lesiones mientras esperaban al ambulancia aérea que lo llevaría al Ryder Trauma Center, en el Jackson Memorial Hospital de Miami. La lesión en el hombro de Andrew se describió como algo “grave”.
Los testigos aseguran que el ataque que sufrió el hombre de 30 años fue “casi inmediatamente después de entrar al agua”, por lo que no se pudo percatar de que el tiburón rondaba el perímetro del barco. Según el informe, el padre de Margot, la hermana y el novio de la hermana se habían metido al agua antes que Andrew, por lo que nadie sospechaba el horrible momento que vivirían momentos más tarde.
Además, quienes presenciaron el ataque afirmaron que se trataba de un tiburón toro, pues su longitud era de entre dos a tres metros de largo, pero que fue hasta que Andrew fue atacado que notaron su presencia. Qué mala suerte.
Actualmente se desconoce el estado de Andrew, pero esperamos que se recupere completamente. Sin duda este será un viaje familiar que jamás olvidarán,