Una gorila nacida en 1971 en el zoológico de San Francisco fue capaz de demostrar la inteligencia de esta especie, al comunicarse con los humanos a través del lenguaje de señas, por lo que se convirtió en uno de los animales preferidos de este lugar.
Desafortunadamente, Koko, como se llamaba, falleció recientemente, luego de 46 años de vida, según informó la Fundación Gorila, en Santa Cruz, California, donde residía Koko desde hace un tiempo.
Todo empezó en 1974, cuando la Universidad de Stanford inició un proyecto, dirigido por la doctora Francine Patterson, para enseñarle el lenguaje de señas a Koko, quien mostró una gran empatía e inteligencia, y pudo comunicarse con los humanos a través de este sistema.
Esto sirvió para abrir la conciencia y los corazones de millones de personas en el mundo, quienes habían pensado que otras especies son tontas y no son capaces de aprender.
Muy rápido, Koko se convirtió en una celebridad, pero no solo se trataba de la parafernalia alrededor, sino que por fin, estuvimos en comunicación con esa especie, que hizo importantes revelaciones, sobre todo, la primera de ellas: que son capaces de comunicarse usando los códigos que los humanos aplicamos, al menos, en el caso de las señas.
¿Recuerdas este impactante video?
El legado de Koko llegará todavía más lejos, como manifestó la fundación en un comunicado:
La fundación continuará honrando el legado de Koko y avanzará en nuestra misión, con proyectos en curso que incluyen esfuerzos de conservación en África, el santuario de los grandes simios en Maui, y una aplicación de lenguaje de señas con la imagen de Koko, para el beneficio de los gorilas y los niños.
También es memorable su encuentro con el actor Robin Williams, he incluso se dijo que cuando Koko se enteró de la muerte de Willimas, lloró…
https://youtu.be/ZWvaDRntZKU
El trabajo de la doctora Patterson fue tan constante, que entre ella y Koko se empezó a desarrollar una relación de madre e hija, lo que le permitió observar lo creativa y cariñosa que era Koko, contrario a lo que se piensa siempre de los gorilas.
Esto fue, dijo la doctora, como criar a un niño, por el buen comportamiento de la gorila, y también porque desde los 6 años fue separada de su madre, quien tenía una enfermedad, pero Patterson ocupó ese lugar. En 1978 su popularidad creció todavía más, al ser portada de National Geographic, con una foto ¡que ella misma tomó! ¡Innovadora de las selfies, sin duda!
Desde pequeña. Koko aprendió más de mil señas, y lo más importante, las usaba para expresarse, incluyendo sentimientos profundos o bien para jugar algunas bromas. Y es que la dedicación de la doctora fue total, tanto, que ni siquiera se casó ni tuvo hijos, para poder seguir con su hija gorila y darle toda su atención.
Y no solo demostraba su cariño a los humanos, sino que la gorila era una ferviente amante de los gatos:
Y como a los humanos, le encantaba comer pastel el día de su cumpleaños:
Tal vez habrá muerto, pero el legado de Koko permanece, para decirnos que no solo los humanos tienen la capacidad de expresar emociones a través del lenguaje, y para recordarnos que no somos los únicos seres inteligentes en este planeta.
¡Gracias Koko!