Mo Farah es uno de los grandes atletas históricos de Reino Unido, un campeón que obtuvo dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Londres y de Río de Janeiro, así como múltiples medallas en competencias internacionales, lo que le valió ser condecorado como sir por la mismísima reina Isabel II.
Ahora se ha revelado que Mo Farah no es su verdadero nombre y que llegó a Reino Unido de manera ilegal. Su verdadero nombre es Hussein Abdi Kahin y no nació en Britania, sino en Somalilandia, Somalia, de donde salió a los nueve años por una guerra civil que asolaba a su pueblo. Su madre lo había dado a unas personas que juraron sacarlo de la zona de conflicto y ponerlo a salvo.
Pero todo salió mal, pues una mujer lo llevó ilegalmente a Reino Unido bajo la identidad robada de Mohamed Farah, donde fue dado a una familia para que les sirviera como cuidador de sus hijos. Es decir, fue traficado. Farah cuenta que tenía que cocinar y limpiar para los niños, servirlos de todas formas, asearlos y cuidarlos, tareas que tenía que cumplir si quería obtener un bocado al final del día.
Aquella mujer rompió la dirección y teléfonos de contacto donde pudo haberse comunicado con su madre, por lo que Farah quedó a merced de la familia explotadora. Además, la traficante lo amenazó con que no volvería a ver a su familia si decía cualquier cosa sobre su situación.
Lo rompió y lo tiró a la basura justo frente a mí. En ese momento, supe que estaba en problemas.
Farah no fue a una escuela sino hasta los 12 años y ahí, su tutora notó que era un niño alienado y descuidado, que hablaba poco inglés. El deportista cuenta que a menudo se encerraba en los baños a llorar. Sin embargo, encontró refugio en el deporte. El profesor de Educación Física, Alan Watkinson, vio sus dotes rápidamente y entendió que se podía comunicar con él a través del ejercicio: “El único idioma que parecía entender era el de la educación física y el deporte”.
Con el tiempo, Mo Farah se abrió con el entrenador Watkinson y le contó toda su historia. Entonces, el entrenador habló con Servicios Sociales y consiguió que se mudara con otra familia somalí, que se hizo cargo de él como debía ser, con cuidados. El profesor también consiguió la nacionalidad británica para él en el año 2000 y todos esos sucesos hicieron que el deportista se sintiera mejor a pesar de seguir extrañando a su familia real.
Sus éxitos deportivos comenzaron desde el momento en que se encontró en mejores condiciones de vida, se casó y ganó competiciones internacionales. Un día, una mujer se acercó a él en un restaurante y le dejó una grabación de su madre. Ahí se enteró de que su familia había sobrevivido, por lo que fue a visitarlos a Somalilandia, donde ha realizado varios actos sociales en bien de la comunidad.
Ahora, tras las revelaciones, Mo Farah teme que su nacionalidad le sea retirada, pues fue obtenida por métodos poco ortodoxos. Sin embargo, el Ministerio del Interior se ha mostrado benevolente y ha dicho que “No se tomará ninguna medida contra Sir Mo y sugerir lo contrario está mal”.
La historia de Mo Farah es impresionante y triste, habla de una realidad que es la trata de personas y la guerra que asola a los países más pobres, así como del abuso del que mucha gente hace de los niños, ya sea para esclavizarlos o venderlos como objetos. Mo Farah dice que su historia pudo enderezarse de alguna manera debido al deporte, lo que lo salvó.