La mayoría de los atletas que se presentaron en Río 2016 no entrenan cuatro años como se cree, sino toda la vida; y aunque el oro es el máximo galardón que todos persiguen, hay una cuarta medalla que es más valiosa que el oro, la plata y el bronce.
Esta es la medalla Pierre de Coubertin, que en esta ocasión se entregó a dos corredoras, una de Estados Unidos y una de Nueva Zelanda por su espíritu deportivo.
The Pierre de Coubertin medal is awarded to athletes who exemplify the spirit of sportsmanship in the #Olympics. pic.twitter.com/XdlhDhi0T8
— Farhan (@farhanshabri) August 21, 2016
Llamada así en honor al fundador de los Juegos Olímpicos modernos, representa los valores del olimpismo.
No en todas las ediciones se entrega este tipo de medalla, que no es premio por la habilidad, fuerza o rapidez pero que es más valiosa y rara que una de oro. En toda la historia de los JJOO, sólo se han entregado 17 de ellas.
En Río se hicieron acreedoras a este premio la corredora de Nueva Zelanda, Nikki Hamblin y la estadounidense Abbey D’Agostino.
Ambas estaban compitiendo en la carrera de 5 mil metros planos cuando la neozelandesa tropezó y cayó llevándose a D’Agostino con ella. La estadounidense, lastimada de su pierna volvió a caer cuando intentó seguir compitiendo. Hamblin entonces decidió correr con su compañera, ayudándola a cruzar la línea de meta y eliminándose para la competencia por las medallas.
Al hacer esto, entró a la competencia por la medalla Pierre de Coubertin.
“Ganar esta medalla es un gran peso. Estoy orgullosa de lo que hicimos y realmente creo que se pueden ser las dos cosas, competidora y responsable al mismo tiempo”.
“Todo el mundo viene aquí a competir pero hay mucha gente que no lo logra, y el cómo es muy importante también. Fue uno de esos viajes y será uno de los momentos más importantes de mi vida”.
https://www.youtube.com/watch?v=L1k4NntVyrA
Las historias de quienes han ganado la medalla en el pasado también son inspiradoras.
Vanderlei Cordeiro de Lima, un maratonista brasileño, ganó la presea en 2004 cuando un espectador saltó y lo tacleó cuando iba en primer lugar.
https://youtu.be/2qivwH-1HlI?t=40s
Como resultado, llegó en tercero, pero en lugar de enfurecerse y reclamar la medalla de oro, dijo: “No puedo aceptar la medalla de Emanuel. Estoy contento con la mía. Este es bronce pero significa oro”. Por su respuesta, se le otorgó la medalla.
En 1936, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, los juegos en Berlín brillaron con Jesse Owens, el atleta de color que era el Usain Bolt de sus tiempos.
Owen tuvo problemas para encontrar la marca donde pisar en las calificaciones del salto de longitud y el corredor alemán Luz Long, quien era su principal adversario, le ayudó.
Ambos hicieron una poderosa manifestación cuando se abrazaron frente a Hitler. Siguieron siendo amigos y Owen le dedicó palabras de admiración a Long, quien murió en la guerra. La medalla fue entregada póstumamente a Long luego de la guerra.
Otros competidores que ganaron la medalla fueron el marino de un velero que para salvar a otros de ahogarse, dejó la competencia; o el competidor de bosbled, Eugenio Monti quien prestó su equipo a quienes se quedarían con el oro.