No es ningún secreto que la confianza que las personas depositaban en la educación, universidades y escuelas no es la misma de tiempos pasados. Y, para colmo, la educación tampoco es un medio que garantice el ascenso social. Por esta razón, el éxito ya no solo depende de un título, sino también de tus habilidades fuera del ámbito académico.
Sin embargo, hay quienes optan por los extremos, es decir, existe gente que se aferra a sus estudios formales, pero también están quienes no le ven ni una utilidad a la escuela y prefieren vivir de su puro trabajo. Por esto, el caso de Vladimir Brito, mecánico que se gana la vida cambiando llantas al mismo tiempo que estudia una carrera en Educación Física, es tan valioso, pues nos enseña que no hay nada mejor que combinar la escuela de la calle o de la vida con los estudios universitarios para salir adelante.
Actualmente, este hombre brasileño de 34 años se encuentra estudiando su último año de la carrera en Educación Física y se ha costeado sus estudios con mucho esfuerzo y el poco dinero que le deja su oficio de cambiar llantas. Además, mantiene a una familia numerosa y se ocupa de su padre enfermo. Sin embargo, esto no ha sido ningún impedimento para que se ponga a estudiar o a pensar en un futuro mejor.
El camino de Brito hasta su último semestre no ha sido nada fácil, pues le han hecho falta herramientas propias de todo universitario, desde libretas hasta una computadora. De cualquier modo, se las ha arreglado para estudiar a distancia con ayuda de su viejo celular y una beca de la AESPI, Asociación de Educación Superior de Piauí.
Sin embargo, esto le dificulta mucho el proceso hacia su graduación, pues actualmente se encuentra haciendo sus prácticas profesionales, sin recibir pago alguno, por lo que le es urgente algún apoyo. Además, diferentes instituciones le han ofrecido cursos gratis en materias como Fisiología Vascular, Bioquímica, Hormonas y Metabolismo, pero no ha podido tomarlas por falta de equipo computacional.
Brito confía plenamente en que sus estudios le permitirán mejorar su negocio y llevar una vida menos apretada financieramente. Su sueño es poner una tienda de venta de llantas, que le han dado todo lo que tiene en su vida, pues ha trabajado desde los doce años en talleres. Además, cuando su padre enfermó en 2009, tuvo que hacerse cargo del negocio.
El caso de Brito se volvió viral no solo por su gran necesidad y empeño, también por las fotos de las paredes de su taller-oficina, pues estas tienen todos los apuntes que hace al estudiar o al resolver problemas. Este peculiar recurso tuvo que implementarlo cuando se dio cuenta de que los clientes temían interrumpir sus estudios al verlo concentrado en su libreta y se iban.
Me di cuenta de que usar la libreta asustaba un poco a los clientes, que llegaban, me miraban estudiando y decían que no querían estorbar, que volverían más tarde. Por eso empecé a usar las paredes, que además de no asustar a los clientes, consigo estar siempre mirándolos y mirando el material.
Las paredes garabateadas que muestran una bonita letra escolar de Brito junto a dibujos anatómicos le han hecho ganarse el apodo de “El Montaigne Brasileño”, por el filósofo francés Michel de Montaigne, quien se encerró en su casa y escribió sus pensamientos por todas las paredes y el techo. De todas maneras, Brito no deja de lado su humildad y espera ejercer ambas profesiones, la de mecánico y terapeuta físico, para ayudar a la gente que lo ha ayudado a estudiar.
Cuando me gradúe, pretendo mantener ambas profesiones. Quiero honrar a todos mis clientes, sin ellos no habría universidad y quiero ayudar a la gente a través de la educación física.
Brito se graduará próximamente, por lo que se ha creado una campaña para ayudarlo, con una meta de 2500 dólares en el sitio Razoes, el cual puedes visitar para ayudar a este gran ser humano que aún cree en el valor del estudio.