Por supuesto que se debe tener cuidado con lo que juegan los más pequeños, y por ello hay clasificaciones para los videojuegos que deben respetarse; sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Massey, de Auckland, en Nueva Zelanda, el hecho de utilizar juegos violentos para divertirse no quiere decir que esa persona sea más agresiva.
Desde hace muchos años el debate se ha centrado en este tipo de juegos, y tanto padres de familia como maestros los han culpado; primero, de mantener a los niños pegados durante horas a una pantalla, y también de que gracias a ellos aprenden conductas violentas que luego tratarán de replicar en la vida real, pero tal parece que este estudio cambiará esa idea.
Los investigadores de Massey se pusieron a estudiar los resultados de otras 21 investigaciones previas sobre este tema, y es que como dijimos, es un debate que se ha mantenido durante muchos años. En total, estos trabajos reúnen a 21,000 jóvenes jugadores para ver si el estar expuestos a imágenes violentas a través de sus consolas y otros dispositivos alentaban conductas agresivas.
En general, los estudios longitudinales no parecen respaldar vínculos sustantivos a largo plazo entre el contenido agresivo del juego y la agresión juvenil. Las correlaciones entre el contenido agresivo del juego y la agresión juvenil parecen explicarse mejor por las debilidades metodológicas y los efectos de expectativa de los investigadores que los verdaderos efectos en el mundo real.
—Aaron Drumond, líder del equipo de investigación
Obviamente el debate no termina aquí, pues así como este trabajo existe una infinidad de estudios que dicen demostrar que sí existe una relación directa entre los videojuegos y la violencia. Lo que sí es una realidad es que debemos respetar las clasificaciones y no exponer a imágenes y lenguaje inapropiado a los más pequeños, sino de acuerdo a su etapa de desarrollo.