No cabe duda de que el cuerpo humano es asombroso, pues está conformado por varios sistemas que trabajan en conjunto para que podamos movernos, respirar, comer, caminar, correr, etcétera. Pero de todos sus órganos, debemos admitir que el cerebro es el más fascinante, pues aunque llevemos décadas estudiándolo, aún no logramos comprenderlo en su totalidad, sobre todo porque su funcionamiento o, como veremos en este caso, su envejecimiento dependen de diferentes factores, que evitan enfermedades que son comunes en los habitantes de las grandes ciudades.
Desde hace varios años, la tribu t’simane, que habita en la Amazonía de Bolivia, llamó la atención de los expertos, ya que nadie padece enfermedades cardíacas. De hecho, se le considera la comunidad “con el corazón más sano del mundo”. Por esta razón, un grupo de investigadores decidió realizar un estudio en 2017, cuyos resultados fueron reveladores.
En primera instancia, los miembros de la tribu viven apartados del bullicio de las grandes ciudades, ya que subsisten de la agricultura, la recolección, pesca y caza, así que su alimentación es bastante sana y natural. Además, obviamente no padecen el estrés del tráfico, las aglomeraciones, la falta de dinero, así como todo lo que mantiene en conflicto a millones de personas en las ciudades.
El estudio publicado en The Journal of Gerontology, Series A: Biological Sciences and Medical Sciences destaca que entre los t’simane hay menores niveles de atrofia cerebral que entre quienes viven en Estados Unidos y Europa. La atrofia se da por una disminución en los volúmenes cerebrales, que es un proceso natural que viene con la edad. Sin embargo, este proceso de envejecimiento cerebral es hasta un 70 por ciento más lento en esta tribu.
A pesar de que en las grandes ciudades de países más desarrollados existe una atención médica de alta calidad, con los mayores adelantos tecnológicos, esto sólo sirve para tratar casos en los que las enfermedades ya se han desarrollado, pero hay poca prevención, pues el estilo de vida es muy sedentario y la dieta tiene altas concentraciones de grasas saturadas, azúcar, así como una gran cantidad de sustancias que dañan el organismo.
Los t’simane nos han proporcionado un experimento natural asombroso sobre los efectos potencialmente perjudiciales de los estilos de vida modernos en nuestra salud. Estos hallazgos sugieren que la atrofia cerebral puede reducirse sustancialmente por los mismos factores de estilo de vida asociados con un riesgo muy bajo de enfermedad cardíaca.
-Estudio
Los investigadores estudiaron a 746 adultos de 40 a 94 años de esta tribu, a quienes les hicieron un escaneo cerebral para calcular el volumen cerebral, que luego se asoció a su edad y se comparó con otros realizados a habitantes de Estados Unidos y Europa de igual edad. Esto es relevante porque la atrofia está relacionada con el alzhéimer, demencia y otras enfermedades que se consideran “propias” de la edad.
La importancia del estudio radica en la relevancia del cuidado de nuestra alimentación y un estilo de vida más tranquilo y cercano a la naturaleza, pues de esta manera nuestro cerebro retarda su envejecimiento hasta en un 70 por ciento, lo que nos permitiría vivir más tiempo y, sobre todo, en mejores condiciones. Tal vez ya es tiempo de aprender de estas culturas que muchos consideran “subdesarrolladas”.