La Ley Olimpia es una serie de reformas legislativas que buscan reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que, usando medios digitales, violen la intimidad sexual de las personas. Aunque usualmente las víctimas de esta violencia son mujeres, los hombres también son amparados por la Ley Olimpia.
En marzo de 2021, Diego denunció que su exesposa Jessica N violó su intimidad al exhibir fotos de él desnudo. El pasado 11 de julio se llevó a cabo la primera audiencia del caso y a pesar de las burlas, él permanece firme en su derecho de defenderse con la Ley Olimpia.
Material de chantaje
Las dos fotografías comprometedoras en cuestión, objeto de la denuncia, fueron tomadas de la computadora de Diego por Jessica N, quien las empleó como base para conseguir la custodia de sus hijas mutuas con Diego. La custodia le fue dada a la madre de las niñas.
Sin embargo, a partir de entonces, Jessica empezó a emplear tanto la custodia obtenida como las fotografías en su propio favor, para humillar y chantajear a su exmarido. La posesión de las fotografías por parte de la mujer está explícitamente comprobada en una declaración de ella ante el juzgado donde se llevó a cabo el juicio por la custodia.
Paz para Diego
El objetivo de Diego es recuperar algo de la paz que le ha sido robada, pues ella ha empleado tanto las fotos como a sus hijas para manipularlo a su antojo y amenazarlo con ponerlo en ridículo público.
No quiero sentirme amenazado, chantajeado… además quiero que mis hijas también recuperen la posibilidad de levantar su voz, de no verse limitadas por esta penosa situación.
A pesar de las burlas
Aunque era algo necesario y que no podía posponerse más, la víctima admitió que haber presentado la denuncia no ha sido nada fácil y que ha sido un proceso doloroso, pues ha sido el hazmerreír de todo el mundo, incluso, e irónicamente, de las autoridades como Derechos Humanos y el Centro de Empoderamiento del Hombre. Aun así, no le quedaba otra opción.
Además de buscar defenderse a sí mismo y a sus hijas, Diego tiene la esperanza de que sus acciones sirvan como precedente para que otros hombres en situaciones similares a la suya e incluso más graves también empleen esta vía legal para enfrentar al abuso y la violencia a pesar del vituperio generalizado en México hacia los hombres víctimas de daño a su intimidad.
Cerrar las heridas
Además, Diego ha aclarado que el trance que se ha visto obligado a vivir ha sido devastador y ha dejado huella en él y en los suyos:
Ha sido una lucha interna feroz. Desde el comienzo, todo el material que se mostró como evidencia me vulneró en mi intimidad, al grado de requerir apoyo psicológico y terapia tan solo para poder seguir adelante.
Sin embargo, ya está decidido a no permitir que el estado discriminatorio de la sociedad lo detenga en sus esfuerzos de exigir justicia y ha declarado que a pesar de que “a veces hasta personas cercanas lo juzgaban por sentirse así”, no iba a dejar que las cosas siguieran igual, no iba a permitir que “este machismo que afecta a mujeres y hombres” le coartara su derecho a la justicia.