La jungla del Amazonas es la mayor del planeta y gracias a su vegetación es el principal pulmón de la Tierra; pero desde hace poco más de dos semanas esta selva se encuentra en llamas.
En este bosque lluvioso tropical, ubicado al noroeste de Brasil y que se extiende hasta Colombia y Perú, aumentó de manera desmedida el número de incendios forestales durante el 2019. Hasta ahora se han registrado 72,843 incendios, 83 por ciento más en comparación con el 2018.
El Instituto Nacional de Investigación Espacial detectó que, a partir del 15 de agosto, se desató una nueva ola de 9,507 incendios en el Amazonas, y todavía no han podido controlarlos.
Las llamas se han extendido tanto y llegado a tal magnitud que el humo provocado está, literalmente, cubriendo el Sol en ciudades como Sao Paulo. Ese lugar, a 2,735 kilómetros de distancia del desastre, fue cubierto completamente por enormes nubes de humo.
Según expertos del Instituto Nacional de Meteorología en Sao Paulo, la ciudad ha sido cubierta por humo y este raro fenómeno se debe a varios factores. La meteoróloga Helena Balbino comentó:
Esto se debe a esta convergencia de masas tan diferentes. El frente frío de la capital, junto con las temperaturas suaves provenientes del océano y el cálido viento del interior, causan esta turbulencia y esto ha bajado el nivel de la nube. Entonces estamos dentro de una nube.
El Amazonas ya ha sido declarado en estado de emergencia, pues aunque está pasando por una temporada de sequía anual, las actividades humanas (como la tala ilegal) han provocado el aumento de los incendios. El investigador del INPE, Alberto Setzer, dice que esta calamidad no puede ser culpa solamente de la sequía:
No hay nada anormal sobre el clima este año o la lluvia en la región amazónica, que está un poco por debajo del promedio.
La estación seca crea las condiciones favorables para el uso y la propagación del fuego, pero iniciar un incendio es el trabajo de los humanos, ya sea deliberadamente o por accidente.
Aunque los efectos del incendio se están haciendo más graves, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dice que todo se trata de la quemaida, una temporada en la que los agricultores prenden fuego a sus tierras para despejarlas.
Pero también sugirió que estos incendios podrían ser deliberadamente provocados por activistas, que están vengándose por un recorte de los fondos que el gobierno les entregaba a las organizaciones no gubernamentales, las ONG.
Por desgracia, mientras el debate sobre las causas del incendio continúan entre los políticos de Sudamérica, la mayor selva del mundo -y una de nuestras principales reservas de carbono- se está consumiendo en el fuego y cubriendo en las tinieblas a las ciudades cercanas.