La lista de animales extintos y otros que están a punto de desaparecer del planeta, en su mayoría gracias a las actividades de los humanos, como la caza, la contaminación desmedida y la urbanización de su hábitat, es muy larga y penosa.
Ahora, de acuerdo a la Fundación Australiana del Koala, una Organización No Gubernamental (ONG), esta especie está “funcionalmente extinta”, ya que de acuerdo a sus cifras no existen más de 80 mil ejemplares de este simpático animalito.
Hace más de 200 años existían cerca de 10 millones de koalas en los bosques de eucaliptos, su principal alimento, en la costa oriental de Australia, país del que son su símbolo. Sin embargo, con la llegada de expediciones europeas que se empezaron a asentar en estos territorios las cosas empezaron a cambiar.
Los nuevos inquilinos los comenzaron a cazar por su piel, y para 1919 eran millones los que habían sido asesinados, aunque para 1950 se empezaron a recuperar, pues surgieron leyes de protección, pero llegó un nuevo problema: la urbanización del bosque los fue dejando sin alimento y sin un lugar para vivir y reproducirse.
Con los incendios que se están presentando actualmente, el riesgo es todavía mayor de que desaparezcan, así que varias organizaciones están pidiendo de forma urgente que se emita una ley de protección.
El catalogarlos como “funcionalmente extintos” significa que su población ha disminuido tanto que ya no juegan un papel importante en su hábitat, y es que durante su existencia han sido fundamentales para la vida de los bosques de eucaliptos, al comerse las hojas superiores y dejar caer su excremento al suelo, lo que sirve de abono.
Este término también implica que la reproducción es cada vez más difícil, al ser endogámica; es decir, que se relacionan solo con miembros de la misma familia al ser cada vez menos y confinados a espacios más pequeños.
Con estas situaciones, su futuro luce muy incierto y se teme que puedan extinguirse totalmente, si es que no se aplican las medidas necesarias para garantizar que se sigan desarrollando.
Si se llega a un punto más crítico en su población, será imposible que puedan producir a una nueva generación y eso los condenará a extinguirse.
El problema es que la deforestación y exterminio de su hábitat continúa, y en eso contribuye el ser humano y ahora los incendios, provocados por el cambio climático, del que también nosotros somos responsables, además de que ahora padecen nuevas enfermedades que antes no los atacaban.
El panorama no es nada bueno para estos marsupiales, y de extinguirse sería una pérdida terrible para todo el planeta.