Si un paralelo de la tiranía de Kim Jong-un aún faltaba, ese era el de la reina de corazones de Alicia en el país de las maravillas. Ahora se ha confirmado que el mandatario de Corea del Norte castigó a sus jardineros luego de que las flores plantadas en sus campos no se abrieran justo a tiempo para conmemorar el cumpleaños de su padre.
De acuerdo con medios internacionales, el mandatario se preparaba para celebrar el cumpleaños de su padre convertido en fiesta nacional e identificado como el Día de la Estrella Luz, que no es más que una fecha especial creada a partir del nacimiento “mítico” del mandatario.
De acuerdo con la teogonía norcoreana, el padre de Kim Jong-un nació el 16 de febrero de 1942 en el monte Paektu, lugar de origen del pueblo coreano, según la leyenda. En una rara mezcla de religión y mitología, entre cristianismo y dioses paganos, Kim Jong-il, el padre de Jong-un, vendría a ser la estrella y su abuelo, es decir, el padre de Jong-il, sería el sol y en su honor se celebra El Día del Sol que se celebra el 15 de abril.
En honor a la muerte de Jong-il se creó una flor, la Kimjongilia, que es un híbrido de begonia y que se usó para adornar el cadáver del padre de Jong-un durante la exhibición pública de su cuerpo. Todo este simbolismo está detrás de esta flor y por eso cuando no abrió a tiempo para celebrar el Día de la Estrella, Jong-un castigó a los jardineros, mandándolos a campos de trabajos forzados.
Los encargados de hacer florecer la Kimjonglia no pudieron cumplir con su misión debido a la falta de leña que mantenía el calor y la humedad en los invernaderos propicia para la floración, como consecuencia de la escasez de recursos que enfrenta actualmente Corea del Norte por su cerrazón económica.
El principal castigado fue un hombre llamado Han, pero los medios apuntan que otros empleados también han sido reñidos. De acuerdo con los informes, el castigo serán tres meses de trabajos forzados. Por supuesto, hay indignación, pues cómo podían asegurar la temperatura requerida si no hay leña en el país. Estamos seguros de que si no fuera observado, al enterarse de que las flores no estaban listas para la celebración de su padre, Kim Jong-un hubiera gritado: “¡Que les corten la cabeza!”.