El terremoto de 7.8 en la escala de Richter que se registró este 6 de febrero de 2023 en Turquía y Siria cambió por completo la vida de toda la gente de la región y trastornó la vida de todos por igual, pero los pequeños actos de heroísmo y de buena suerte entre tanta tragedia aún dan esperanza.
Tal es el caso de uno de los más recientes rescatados de entre los escombros, el joven Mahmut Salman, de 16 años, quien, tras 56 horas de estar enterrado bajo cascajos, logró ser rescatado para alivio suyo y de su madre, que nunca abandonó la esperanza y a quien el muchacho saludó con una sonrisa de alivio al momento de ser liberado.
Atrapado durante dos días y buena parte del tercero, pero libre al fin
Múltiples han sido las historias de tragedia tras la catástrofe que provocó daños descomunales y pérdidas humanas y materiales aún inconmensurables, que no hacen sino mostrarse cada día más grandes, pero afortunadamente no todo está perdido y todavía en el tercer día se pueden vislumbrar rayos de esperanza con rescates como el de Mahmut Salman.
El chico, que se encontraba en su ciudad de origen, Hatay, ubicada al sur de Turquía, en la frontera con Siria, quedó irremediablemente atrapado entre los restos de lo que alguna vez fuera su hogar, sin posibilidad de escape, pero, afortunadamente, su madre nunca abandonó la esperanza y permaneció en el lugar donde alguna vez estuvo su casa, esperando a que los rescatistas la ayudaran a liberar a su retoño.
Desbordando felicidad: el alivio que fue volver a la vida
Incluso cuando los rescatistas llegaron al sitio del siniestro y se pusieron manos a la obra para rescatar al chico, todo era incierto. La faena tomó al menos tres horas en completarse, durante las cuales, su madre no podía contener la ansiedad, que demostraba apretando fuertemente los puños. Sin embargo, finalmente se pudo liberar al joven, quien, a pesar de estar magullado y debilitado por la extenuante experiencia, parecía estar “bien dentro de lo que cabe”.
Una vez libre de los escombros opresores, el chico pudo ver y sentir una vez más la luz del sol y dio la bienvenida a una cobija con la que lo cubrieron al extraerlo de su prisión ruinosa. Una vez libre, el chico pudo dedicarle una sonrisa a su jefecita, quien, a cambio, lo besó tiernamente, al fin, con el enorme peso de la preocupación retirado de sus hombros y pecho.
Miles de malas noticias, pero también un par de buenas nuevas
Conforme la cifra de muertes se va acercando terriblemente a los 16 mil y el saldo de heridos supera las 41 665 víctimas totales, es difícil mantener la esperanza o creer que las cosas van a estar mejor. Pero, sin duda, para los socorristas y las personas en general, “un solo rescate” significa un mundo de diferencia y varios de estos han logrado concretarse desde entonces.
Kerem Kinik, responsable de la administración de emergencias y desastres en Turquía, declaró que las primeras 72 horas de labores de rescate son críticas, por lo que aún después de 56 horas, el chico estaba en el “periodo de tolerancia razonable”. Igualmente, el 8 de febrero pudieron rescatarse a varios niños atrapados bajo un bloque en Hatay y a una mujer embarazada. Con el clima en contra y los limitados recursos de los cuerpos de rescate, solo queda esperar lo mejor para quienes aún necesiten ayuda y para quienes quedan damnificados por la tragedia.