Ya pasó casi un año desde que se declaró la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus. Las cosas han cambiado tan abruptamente que parece que siempre hemos estado viviendo así, pero en realidad solo se trata de una gran modificación en nuestras vidas.
A la fecha, Israel es el país que tiene el mayor porcentaje de personas a las que ya se les administró la vacuna contra el covid-19, un 58 por ciento de la población para ser más exactos. Aproximadamente seis semanas después del inicio de la campaña de vacunación, al fin comienza a verse la luz al final del túnel, pues ya se empieza a ver sus resultados en el primer grupo conformado por los adultos mayores de 60 años de edad.
Eran Segal, experto en análisis de datos del Instituto de Ciencia Weizman en Rehovot, fue uno de los primeros en advertir sobre el cambio en la tendencia de los contagios, argumentando que aun con todo lo que esto implica, el tema debe tratarse con precaución, pero que el retroceso en Israel ya se está haciendo notorio.
Básicamente, lo que ha cambiado es el comportamiento de la enfermedad entre el grupo de personas mayores de 60 años, que es el que ha sido de los más afectados. En las últimas dos semanas, los casos se han reducido en un 35 por ciento. Además, los casos positivos en este grupo ya no son tan graves.
Las hospitalizaciones han disminuido también en un 30 por ciento y los casos críticos de la enfermedad han bajado en un 20. Estas cifras no pueden ser adjudicadas al confinamiento porque las medidas eran las mismas que en el último que se llevó a cabo y no se produjo cambio alguno.
Algunos de los estudios preliminares que ha llevado a cabo Maccabi Healthcare Services también indica que la eficacia de la vacuna desarrollada por Pfizer ronda el 90 por ciento. Claro que la evolución de la campaña de vacunación en Israel no está exenta de problemas.
Este país se ha visto envuelto en duras críticas emitidas por la comunidad internacional por no llevar la vacunación a Gaza o Palestina, que también tienen problemas internos. Además, las comunidades de judíos extraortodoxos muestran evasivas para no recibir la vacuna por motivos religiosos.
Lo mismo pasa en ciudades con más población musulmana, en las que la vacunación baja por la desconfianza que hay hacia el gobierno. Además, las problemáticas sociales se perfilan como el más grande obstáculo no solo aquí, sino en todo el mundo, en especial por la población que desconfían de la propia vacuna.
Esta es una excelente noticia para todo el mundo. Sí, las cosas han cambiado demasiado, pero no por eso debemos bajar la guardia, la pandemia sigue y hay que seguir con las recomendaciones sanitarias. Esperamos que haya resultados positivos como este y vayan convenciéndonos de lo necesario que es administrarse la vacuna en cuanto sea posible.