Ibrahim Hamadtou nos ha recordado a todos que la innovación siempre viene de las posibilidades del cuerpo para desempeñar cierta tarea, así como de las distintas maneras de hacer las cosas. Además, nos ha mostrado que innovar no es un concepto que solo tenga que ver con lo tecnológico y que tampoco es propiedad exclusiva de personajes como Elon Musk.
El inteligente jugador de ping-pong paralímpico demostró que lo nuevo también se piensa con el cuerpo y que a través de él mismo se puede mejorar la vida de otros. Su participación dentro de las Olimpiadas de Tokio 2020 ha significado una inspiración para el mundo entero y esta es su historia.
El egipcio Ibrahim Hamadtou posee una técnica excepcional para jugar al ping-pong. Le ha costado mucho desarrollarla, pero consiste en sostener la paleta con la boca y levantar la pelota con el pie para hacer el saque. Esta muestra de fuerza e ingenio le ha valido el reconocimiento unánime del mundo del deporte internacional.
Cuando tenía solo diez años, Hamadtou perdió sus dos brazos en un accidente de tren del que no recuerda nada más que haber despertado herido en el hospital. Al principio probó con el futbol, pero la falta de sus brazos no le proporcionaba el equilibrio necesario y siempre le terminaba ocasionando problemas.
Luego se inició en el tenis de mesa cuando siendo niño intentó arreglar una diferencia entre dos de sus amigos que peleaban por un punto y lo único que obtuvo como respuesta a su intervención fue: “Cállate, que tú nunca podrás jugar”. A partir de esas palabras ofensivas, Hamadtou empezó su recorrido por este deporte.
Cuando comenzó a jugar, intentó hacerlo con la paleta bajo su axila, pero no resultó ser un método muy efectivo. Entonces comenzó a desarrollar su técnica actual. Decidió poner la raqueta en su boca y dar impulso con el movimiento de su cabeza a sus servicios.
Tiempo después probé con la boca y ahí sí que mejoré. Encontré una forma muy efectiva para devolver rápido y preciso la pelota.
Pero lo más sorprendente es su manera de lograr el saque, pues con el pie derecho agarra la pelota y la levanta hasta la altura de su cabeza para darle el golpe que iniciara la disputa por un nuevo punto. Su debut internacional llegó en 2004 y en 2013 fue nominado para el premio a la innovación deportiva “Sheikh Mohammed Bin Rashid Al Maktoum” en Dubái y fue premiado como Mejor deportista árabe del año.
Recientemente participó en los paralímpicos de Tokio y aunque obtuvo dos derrotas consecutivas, fue todo un deleite verlo jugar y cruzar pelotas con una destreza envidiable. Sin duda, Ibrahim Hamadtou le ha dado un mensaje al mundo:
Mi caso demuestra que cualquiera puede practicar cualquier deporte (…) la discapacidad no está en los brazos o las piernas, sino que la discapacidad es no creer en lo que tú quieres hacer.