A principios de la década del 2000 Hugh Jackman irrumpió como Wolverine en X-Men. El mundo veía la vigésima película de James Bond: Die Another Day, que muchos reconocen como el límite de la paciencia de los seguidores del 007.
Según se sabe, Jackman fue uno de los actores a los que se les ofreció el papel del agente del MI6 tras la salida de Pierce Brosnan. Para muchos actores sería un gran trato, pues solamente siete han sido James Bond, excepto que la historia era infumable.
Hasta ahora, no se sabía cuáles habían sido las razones por las que Jackman rechazó el papel, pero el actor de 49 años dijo hace unos días a Variety: “Estaba por hacer X-Men 2 cuando me llamó mi agente preguntándome si me interesaría ser Bond”.
En ese momento sentí que los guiones se habían vuelto increíbles y locos, y que necesitaban volver a la realidad. Entonces la respuesta fue: ‘No tienes qué decir nada, solo firmar’.
Y al salir la película probó que Jackman estaba en lo correcto, pues muy pocos la alabaron sugiriendo que encontraron el efecto del láser en el satélite o a Bond surfeando y demás, un exceso.
Según manifestó Jackman, le preocupaba además la relación entre Bond y X-Men, “porque no tenía apenas tiempo de hacer otras cosas”, dijo el actor. En ese tiempo estaba preparando la segunda parte de X-Men.
La verdad es que nadie culpa a Jackman por elegir ser Wolverine en lugar de Bond. El primero es un personaje más humano, aunque sea mutante, frente al soberbio 007. Es indestructible y tiene garras. No había competencia.
Aunque el personaje de Bond mejoró después, Jackman no parece estar arrepentido. Está feliz de ser Wolverine, le dijo a la revista que le hubiera gustado interpretar ese personaje más temprano en su vida y que fue triste que se acabara en Logan.