En la vida es inevitable estrellarse. Quizá seamos iguales a partículas atómicas en constante colisión; quizá, para Dios solo somos piedras que recoge del suelo y que choca intentando hacer fuego; quizá Dios solo sea un hombre primitivo más grande e invisible que intenta calentarse en una caverna fuera del alcance de nuestra percepción; quizá Dios sea el acto mismo de chocar, la chispa de fuego que nace del roce entre dos pedernales… ay, wey.
A esta reflexión hemos llegado luego de ver un video viral donde un hombre del grueso de la población se entusiasmó al ver un gran incendio en la carretera. Se le hizo fácil cubrir la noticia desde su celular para un público incierto, pero su carrera como comunicador acabó de golpe, pues por ir informando a sus seguidores, se sumó al siniestro y se impactó para darle a este accidente el cariz de las razones de Dios: misterio y burla.
Entusiasmarse quiere decir estar poseído por una divinidad, ya que la palabra está formada por la palabra griega theos, es decir, entheos es tener a dios adentro. Así andaba este varón, pero la animosidad le jugó chueco al improvisado reportero y lo peor es que todo su desmadre quedó grabado en redes, donde ha sido blanco de las bromas de los internautas.
La humareda que distrajo la atención del conductor tuvo lugar en Nuevo Laredo, Tamaulipas, México. En el video se puede apreciar que el hombre reacciona demasiado tarde y se estampa contra un automóvil en reposo que esperaba el cambio de semáforo. Ante esto, solo alcanza a confirmar para sus televidentes: “Chocamos, fin de la transmisión”.
En Nuevo Laredo algo se estaba incendiando, entonces un wey le jugó al reportero y terminó chocando jajsksjs pic.twitter.com/qFhvUvQrc3
— Orlis (Taylor's Version) (@OrlanKoopa) October 25, 2022
Por supuesto, en redes ha habido burlas, pero también llamados a la prudencia, pues es obvio que no se debe grabar mientras se conduce, pues pasan cosas como estas, que incluso pueden llegar a ser trágicas. Afortunadamente, en este caso no pasó de un choque leve y la humillación pública.