Un grupo de veganos decidió protestar en la puerta de un McDonald’s en Frederiksberg, Dinamarca, bloqueando el paso para tratar de hacer conciencia sobre el maltrato animal para producir la carne que se vende en este y otros lugares alrededor del mundo.
Si bien es cierto es necesario hablar sobre estos temas, no se puede obligar a los demás a que dejen de consumir lo que les gusta, como son las hamburguesas, y así se los hizo saber un hombre que se abrió paso entre los manifestantes para entrar al local.
Este hombre llegó al restaurante de comida rápida para disfrutar de su hamburguesa, quizás unas papas fritas y una malteada, pero se encontró con que los veganos le impedían el paso, así que primero lo pidió amablemente.
Ante la negativa, las cosas fueron subiendo de tono, hasta que el hombre los empujó para forzar a que despejaran un poco la puerta y poder ingresar. Les dijo:
Me da igual, déjame pasar. A la mi**da. Si no, voy a pasar a la fuerza.
Todavía algunos intentaron detenerlo pero se trata de un hombre corpulento, así que siguió empujando y les gritó:
¿Quieres que te derribe, ma***ón? ¿Alguien tiene un pu*o problema? ¿Jo**r, pueden comportarse de manera adecuada? Jo**dos hippies. Mi**da, si me tocas otra vez…
Y justo en ese momento alguien lo interrumpió y le dijo:
¡Cállate y toma tu hamburguesa!
Finalmente, el enojado y hambriento hombre le gritó algunas cosas sobre su madre e ingresó al local. Aquí está el video de lo que sucedió:
Varios veganos bloquearon la entrada de un McDonald's en Frederiksberg (Dinamarca) para protestar contra en uso de animales en los alimentos, pero no sabían que se enfrentarían a un hombre hambriento. pic.twitter.com/kSNJOmyunM
— RT en Español (@ActualidadRT) October 17, 2019
Varios clientes no pudieron ingresar, esto, para evitar enfrentamientos con los veganos, quienes continuaron en la puerta, aunque este hombre sí pudo hacerlo. Si quieren protestar por un derecho, no pueden violentar el de otros.
Al final cada quien decide si se come o no una hamburguesa cuya carne proviene del maltrato animal, porque si existe la demanda de estos productos, a nadie se le obliga a comerlos, como tampoco se les puede obligar a no hacerlo.