Mientras que allá en tu colonia pobre “El Brayan” te sigue quitando el dinero y tu celular, en Holanda el crimen ha sido tan bajo que han tenido que cerrar al menos 27 cárceles.
Los datos son duros y precisos, pues según las fuentes oficiales se sabe que cayó el número de presos en los Países Bajos, siendo 20,463 en 2006, y tan solo en 2016 la cifra se redujo drásticamente a tan solo 10,102 presos.
Según los datos proporcionados por el World Prison Brief, las estadísticas mencionan que esto equivale alrededor de 59 presos por cada 100 mil habitantes, que, en comparación de los Estados Unidos, es una cifra hilarante, pues el gobierno de Donald Trump se enfrenta a los 666 presos por cada 100 mil habitantes.
Cabe señalar que las cárceles de los Estados Unidos albergan poco más de 2,100,000 reclusos.
Pero, ¿por qué ha disminuido el número de delincuentes?
Resulta que los Países Bajos implementaron leyes que permiten a los criminales obtener la oportunidad de una rehabilitación verdadera, pudiendo ir a casa con una pulsera de tobillo para seguir monitoreando el proceso.
Todo este movimiento ha resultado ser aún más benéfico para todos, pues los holandeses han mostrado ser más creativos para darles utilidad a las viejas cárceles, utilizandolas principalmente como asilos y apartamentos para familias de bajos recursos.
Prisiones de otros lugares han sido utilizadas como áreas recreativas para que las personas jueguen fútbol y utilicen las áreas como canchas para diferentes deportes, incluso algunas instalaciones han implementado gimnasios y cocinas.
Los expertos apuntan que uno de los principales motivos por el que la delincuencia haya disminuído se debe a la Era Digital, ya que gracias a ella la mayoría de jóvenes entre 12 y 18 años, considerados el mayor riesgo de los delitos callejeros, ahora pasan el tiempo frente a una computadora o dispositivo con internet, por lo que se mantienen alejados del crimen.
Por otra parte, en Ámsterdam están convirtiendo una penitenciaría en un nuevo distrito residencial para albergar a miles de familias, lo que le ha costado al gobierno más de 70 millones de dólares. Otra penitenciaría en Haarlem fue comprada por el municipio local para convertirla en una universidad.