Greta Thunberg, activista sueca de 20 años, no es ajena a las controversias, o más bien, cualquier situación que ocurre a su alrededor suele tornarse en controversia. En una protesta contra la expansión de una mina de carbón alemana, la joven medioambientalista terminó siendo retirada del sitio cuando las autoridades alemanas armaron un operativo coordinado para retirar a los protestantes que evitaban los trabajos en la obra perteneciente al gigante energético teutón RWE, responsable de generación e intercambio de energía en Asia, Europa y Estados Unidos.
La protesta tenía como objetivo detener la demolición de la villa carbonera de Lützerath, que sería necesaria para expandir la mina al cielo abierto Garzweiler 2, donde se encontraba la movilización activista de la sueca. El retiro del sitio de Thunberg ocurrió junto con la de cientos de activistas que se unieron a su causa, pero, según la policía, la activista no fue arrestada, sino acarreada lejos del sitio junto con sus compañeros de protesta para ser identificados este 17 de enero de 2023.
Por su propio bien
Según los oficiales responsables del retiro de la activista y de sus compañeros, Thunberg fue parte del grupo que tomó por asalto el borde del agujero de la mina que fue descrita como “un área muy empinada y extremadamente peligrosa”. De acuerdo a las autoridades, retirar a los activistas del sitio tenía como principal propósito cuidar su seguridad e integridad. Las protestas se habían extendido desde el fin de semana, siendo el 14 de enero cuando alcanzó su clímax con miles de protestantes que sostenían pancartas que incluían mensajes como “Detengan el carbón” y “Lützerath vive”.
Las autoridades, que fueron acusadas de violencia por quienes tomaron parte en la protesta, dijeron haber entrado en acción luego de múltiples encontronazos con los protestantes, de los que el grupo convocado por Thunberg corrió para posicionarse justo sobre el borde del precipicio en la mina de Garzweiler, donde se sentaron a literalmente un paso del vacío. La policía insistió en que “detener a los protestantes por espacio de unas horas” sería suficiente, comentando que los arrestos por días son innecesarios y habría a quienes liberaran enseguida. Tres oficiales de policía la cargaron a un punto alejado del precipicio y luego fue escoltada a un autobús policíaco, sola, luego de ser detenida, según un testigo. Esta sería su segunda detención en espacio de dos días luego de haber sido arrestada también en otra protesta relacionada con la mina de carbón el 15 de enero de 2023.
Llevaban una semana queriendo llevársela
El pueblo carbonero de Lützerath había sido condenado a la desaparición por los intereses económicos de la energética alemana RWE que requerían que la población desapareciera para expandir la cercana mina de Garzweiler. A pesar de que los habitantes del pueblo ya habían sido desalojados tiempo antes, las inmediaciones de Lützerath seguían siendo pobladas pero por protestantes que se habían presentado a la convocatoria para detener el avance de las obras que permitirían extraer una cantidad significativamente mayor de la mina. Originalmente, RWE quería destruir cinco aldeas, aunque llegó a un acuerdo con el gobierno para “solo destruir Lützerath” a cambio de “dejar más pronto la industria del carbón”.
El fin de semana, las autoridades retiraron a quienes fueran los últimos dos activistas de Lützerath, quienes se encontraban metidos en un hoyo (literalmente en un túnel debajo de la aldea) y fueron sacados del área, para posteriormente sellar el pueblo, retirando caminos y demoliendo con bulldozers edificios y casas ubicadas en los árboles. Aun así, posteriormente, los activistas retomaron el movimiento y volvieron por cientos a la mina que era el motivo por el que el pueblo había sido destruido.
Protestas, malestar y controversia
A pesar de que todo pareciera dicho y hecho, los acuerdos aprobados que permitieron a RWE expandir la mina de Garzweiler y la destrucción de Lützerath parecen ser solo el comienzo de la batalla mediática y el debate climático alrededor de la lucrativa operación. Los protestantes dicen que Alemania no debería seguir minando lignito, que es señalado frecuentemente como variedad más contaminante de carbón mineral, y que es el tipo de carbón que sería extraído en mayores cantidades de la mina de Garzweiler. En su lugar, dicen que “Alemania debería enfocarse en expandir su capacidad energética renovable”.
Thunberg llamó a la expansión de la mina “una traición a las generaciones presentes y futuras”, asegurando que “Alemania es uno de los grandes contaminantes en el mundo y debe hacerse responsable”. Tanto la RWE (que se beneficiara directamente en lo económico de la expansión de la mina) y el Partido Verde alemán niegan que la operación en Garzweiler aumente las emisiones contaminantes, pero, según informes de la plataforma coaltransitions.org, las reservas de carbón existentes actualmente en la mina sin expandirse permitirían cumplir con la demanda, por lo que es innecesario económica o energéticamente destruir granjas y aldeas para expandir la operación. Pero el dinero habla y ya dijeron en RWE que quieren más carbón.