Grupos extremistas en Gabón están acabando con los elefantes por los colmillos y no hay quién los detenga. Por ello, Inglaterra ha enviado fuerzas de élite a detener el ecocidio a petición de las autoridades que solicitaron auxilio.
En un calor intenso y visibilidad de apenas unos metros, las tropas inglesas están cumpliendo con la misión de detener la matanza de elefantes. Es su nuevo frente contra los enemigos, que en su búsqueda de financiamiento, cazan los elefantes para vender el marfil que cuesta 93 dólares por cada 500 gramos.
El marfil es comprado en el mercado negro de Asia mediante conexiones en puertos de Salaam y Mombasa. Matan elefantes de todos tamaños y edades, y ante esto los militares ingleses intentan protegerlos y buscan cortar el flujo de dinero a los enemigos.
Christian Mbina, director técnico de Gabon Parks, dijo:
Estamos convencidos de que el dinero que obtienen por la cacería furtiva es usado para el terrorismo.
La red de movimientos de Boko Haram (el grupo islámico fundamentalista de Nigeria) es bien conocida en toda África. Y de la misma manera, Al-Sabaab (otro de los grupos fundamentalistas) está involucrado en el tráfico de marfil al este de África, Kenia y Tanzania; Boko Haram hace lo mismo aquí.
Los grandes grupos terroristas de África viven de la piratería y el tráfico. La autoridades, desesperadas han pedido auxilio al ejército británico para defender los últimos especímenes de elefantes.
En respuesta, 16 hombres seleccionados de entre la infantería, sobre todo el segundo batallón Los Rifles, están en la jungla de Mokeku en un campamento de entrenamiento, cerca de Lope.
Trabajan junto con guardias forestales (que no se dan abasto, muchos en sandalias) contra grupos armados que utilizan lanzagranadas y rifles AK-47.
Los reportes de inteligencia muestran que estos cazadores furtivos están relacionados al grupo extremista Boko Haram, y estiman que han matado más de 25 mil elefantes en los últimos 10 años en Gabón solamente.
El ejército ha entrenado personal en Kenia, Tanzania, República Democrática del Congo, Ruanda y Etiopía en los últimos cinco años. Hasta ahora, 145 oficiales han sido entrenados para informar de los movimientos de los cazadores furtivos. Los puntos más débiles son las fronteras.
Los cazadores operan en las fronteras para escapar más rápidamente de un país a otro. Por eso es necesario tener comunicación efectiva y compartir inteligencia en todos los países.
Los cazadores utilizan a los niños de los pigmeos, un grupo étnico, como mulas. Tres niños pigmeos fueron arrestados con 40 kg de marfil a principios de año. La situación que enfrenta África es crítica. El ejército ha hecho todo, desde entrenar guardias forestales hasta arrestar cazadores.
El problema es que los guardabosques solo están armados con un machete. Aunque muchas veces se los encuentran, no pueden arrestar a los cazadores que están armados hasta los dientes.
Además, tienen que lidiar con los peligros de la selva. En Gabón hay muchas víboras como la mamba y la cobra. Su conocimiento médico es muy limitado, por lo que los militares les han enseñado supervivencia y atención médica básica.
Aparte de las serpientes, también hay gorilas muy agresivos. El entrenamiento en la jungla también ha sido de utilidad para los ingleses. Aseguran que es más difícil que sobrevivir en el desierto de Afganistán e Irak.
Los militares reconocen que la tarea que tienen por delante es muy complicada porque hay muchos criminales y aunque hay muchas personas dedicadas y entusiasmadas con la protección de los elefantes, no están equipadas lo suficiente.