Palmer Luckey desarrolló uno de los visores de realidad virtual más usados, el Oculus, pero ahora plantea la posibilidad de que la experiencia tenga consecuencias reales en nuestros cuerpos, como cuando Neo está conectado a la Matrix, es decir, si mueres en el programa, mueres en la vida real.
El desarrollador de tecnología que permite interactuar de manera virtual ha dicho en su Twitter que habría que plantearse la posibilidad de que la gente pudiera morir en los videojuegos, pero no cualquier aficionado, sino aquellos que se dediquen de manera profesional a correr carros en la Matrix o algún tipo de deporte virtual, pues piensa que este elemento es parte de la competencia.
Palmer aduce que lo fascinante o el siguiente paso es unir la vida real y la virtual a través de la muerte. Esto iría contra otra utopía de la realidad virtual que sería la de preservar la vida o consciencia en dispositivos electrónicos, por lo que para los más mórbidos, suena tentador tener doble probabilidad de morir. Sin embargo, habría que revisar nuestra concepción de la muerte como final. ¿Podría haber fantasmas en la realidad virtual?
Quieres el NerveGear. La idea de atar tu vida real a la virtual siempre me ha fascinado: te elevas al máximo nivel y fuerzas a la gente a replantearse las interacciones. Los gráficos lo hacen todo más real, pero solo las amenazas de consecuencias serias pueden hacer que un juego se sienta real para ti y el resto de personas en él.
Para Palmer es esencial, en primer lugar, conseguir que la mimesis sea excepcional, es decir, que realidad virtual sea tan amplia y tan similar como la experiencia real, pues dice que la parte de matar ya estaría resuelta. Sin embargo, no sería lo mismo acabar con una vida virtual que no sintiera toda la experiencia de la realidad.
Para alcanzar ese nivel de indiscernibilidad entre lo virtual y lo real, faltan muchísimos años, según el cofundador de Oculus. Por ello apenas es un planteamiento sobre el futuro de la realidad virtual. Sin embargo, para lograr la muerte en el juego, se dispararía un gatillo que haría explotar el cerebro del usuario:
Lo bueno es que estamos a la mitad de crear un verdadero NerveGear. Lo malo es que por ahora solo he descubierto la mitad que mata; la mitad perfecta aún está a muchos años por delante.
Según Palmer, quien vendió Oculus a Facebook en el 2014, el NerveGear, el dispositivo que mataría al jugador, es apenas un proyecto personal. Pero habrá que esperar mucho tiempo para discutir seriamente el tema de la muerte en la realidad virtual. Además, el hombre dice que hace falta desarrollar un mecanismo que no presente fallas y no mate al usuario antes de tiempo. Qué macabro, ¿no?