El francés es uno de los idiomas más complejos y bellos del mundo. Sin embargo, es difícil aprenderlo, por lo que el gobierno de Francia decretó que el lenguaje incluyente y sus grafías no tienen lugar en las escuelas. Triunfó el sentido común.
Además de utilizar palabras de género neutro o poner la letra “e” en la terminación de plurales, para promover el lenguaje inclusivo en Francia, se empezaron a usar puntos en medio de ciertas palabras, como en el caso de ami.e.s que antes solo era amis, el plural del sustantivo amigo. Pero los encargados de la educación en ese país ya le pusieron un alto a estas grafías en sus escuelas.
El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, envió una circular a todas las escuelas de Francia decretando la prohibición de utilizar o enseñar lenguaje inclusivo en las aulas y colegios.
Las autoridades educativas francesas consideraron que el uso del lenguaje inclusivo es una alteración innecesaria del francés y que está provocando una deficiencia en el aprendizaje de la lengua.
Esta escritura, que se traduce en la fragmentación de palabras y acuerdos, constituye un obstáculo para la lectura y comprensión de la palabra escrita. La imposibilidad de transcribir textos verbalmente utilizando este tipo de escritura dificulta tanto la lectura en voz alta como la pronunciación y, en consecuencia, el aprendizaje, especialmente para los más pequeños.
– Jean-Michel Blanquer
Además, la encargada de la Secretaría de Educación Prioritaria, Nathalie Elimas, confirmó que el deseo de volver al francés un lenguaje de género neutro solo provocará que las personas prefieran aprender otros idiomas, como el inglés que usa más sustantivos incluyentes, y que alumnos con problemas de aprendizaje se queden aun más rezagados.
Desde el 2017, la Academia Francesa de la Lengua había considerado como una aberración este lenguaje incluyente o de género neutro, y los profesores de lenguas y expertos en lingüística estaban de acuerdo en que era un atentado contra el francés.
El problema, según el profesor Mathieu Avanzi de la Universidad de la Sorbona, es que la evolución del lenguaje debe hacerse de manera natural, pero cuando el cambio es promovido por ciertos movimientos activistas se genera una discordia que obstaculiza el desarrollo de los idiomas.
Aunque ya se ha prohibido el uso de lenguaje incluyente en las escuelas, no todo son malas noticias. Poco a poco se ha ido normalizando la escritura de sustantivos en femenino, especialmente cuando se trata de puestos de trabajo o profesiones, como presidenta o arquitecta.
En Francia, el sentido común ya ganó una batalla en el lenguaje. Una cosa es que moralmente sea correcto reconocer más a las mujeres, pero otra muy distinta es obligar a los niños a aprender nuevas reglas de un idioma que por sí mismo puede ser difícil.