Los fósiles de dinosaurios vienen en muchas formas, pero la mayoría de ellos son esqueletos incompletos. Con algunas excepciones, grandes secciones de estas bestias perdidas desde hace mucho tiempo se han desintegrado o se pierden con el tiempo -se necesita un poco de serendipia geológica para encontrar algo más… Pero es algo que sucede-.
Hace unos meses, por primera vez, se encontró el cerebro fosilizado de un dinosaurio no aviar, algo que sólo fue posible porque el pantano en el que la criatura murió lo “encurtió”. Ahora, como ha sido revelado por National Geographic, un nodosaurio de 110 millones de años, un herbívoro blindado, se ha encontrado con la mitad de su piel y armadura intacta.
Sin duda, este es uno de los dinosaurios mejor conservados que jamás se han encontrado. Descubierto en una mina en Alberta, Canadá, los investigadores quedaron atónitos al darse cuenta que su blindaje seguía siendo tan fuerte después de todo este tiempo, tanto que cuando el operador de equipo pesado lo golpeó accidentalmente, no causó ningún daño significativo.
Lejos de ser solo fragmentos sin pies ni cabeza, este nodosaurio -aún cubierto de su ultra rígida protección de queratina y piel mineralizada- ha sido fosilizado y preservado en 3D.
Extrañamente, este monstruo enterrado fue encontrado en un pequeño “cráter de impacto” dentro de una capa de sedimentos de aguas profundas, en algún lugar que nunca se hubiera atrevido a aventurarse durante el Cretácico temprano. De hecho, este desplazamiento geográfico explica por qué estaba tan bien conservado.
En aquel entonces, Canadá era un lugar muy diferente. América del Norte estaba dividida en oeste y este, por la vía marítima interior occidental y la vía marítima Hudson, formando un océano superficial en forma de Y. Este nodosaurio probablemente vivió a lo largo de la costa, y la pasó de maravilla comiendo tantas hojas como quiso.
Sin embargo, tras algún evento desafortunado, murió y cayó en las aguas costeras, eventualmente, llegó al océano, momento en el que habría comenzado a descomponerse con bastante rapidez.
Si hubiera estado todavía en tierra o incluso en aguas costeras poco profundas, su piel blindada se habría perdido con el tiempo. Afortunadamente para los paleontólogos, ocurrió algo repugnante.
Las bacterias que lo descomponían estaban expulsando bastante gas, esto hizo que el cuerpo se hinchara y se volviera lo suficientemente ligero como para flotar en el océano y en algún momento, estalló, lo que hizo que se hundiera en el fondo del mar.
Su colisión con el sedimento creó un pequeño cráter, que pronto fue cubierto por una capa de barro que impidió al oxígeno -o a un animal hambriento- llegar a él, lo que inhibió la descomposición química y física. Cada vez más compactado por las capas de sedimento, comenzó a mineralizarse en lugar de romperse. Se quedó petrificado, como si hubiera sido atrapado por la mirada de Medusa.
Esta figura medía alrededor de cinco metros de largo y pesaba, al menos, 1.1 toneladas. Era un dinosaurio bastante robusto y es de los más antiguos que se han encontrado en la región; pertenecía no sólo a su propia especie, sino a su propio género, una clase biológica superior.
En realidad, este es un hallazgo bastante impresionante. El fósil se encuentra en exhibición en el Museo Royal Tyrrell de Paleontología, en Alberta y se parece más a una estatua que a un fósil real. Aunque ahora carece de color, los productos químicos atrapados en su piel mineralizada sugieren que pudo haber tenido tonos rojizos.
La historia no termina aquí, pues el equipo todavía está trabajando y como parte de su investigación, estarán escaneando el dinosaurio petrificado para ver cómo eran sus órganos internos. De hecho, debido a que la mineralización de la piel sucedió tan rápidamente, existe la posibilidad de que algunos de sus órganos todavía pueden estar parcialmente intactos.