La ignorancia es dicha y por eso los científicos se encuentran entre las personas menos felices, sobre todo en nuestros tiempos, en los que hay desastres naturales y peligros a los que tendremos que enfrentar eventualmente y que son motivos de desvelo para la comunidad científica. El más reciente motivo de preocupación viene siendo una “filtración” en el océano Pacífico.
El Oasis de Pitia es algo engañoso, pues a pesar de que su nombre evoque salvación o confort, en realidad tiene más que ver con “Pitia”, el oráculo de Delfos, pues augura, según se cree, catástrofes apocalípticas por venir, entre las que destaca un megaterremoto que haría ver a los demás movimientos sísmicos como el amoroso acurruco de una madre.
El peligro latente del Oasis de Pitia
El sitio donde se evidenció por primera vez la colosal filtración fue descubierto en 2015 por Brendan Philip, licenciado en Ciencia de la Oceanografía de la Universidad de Washington, quien empleó el vehículo no tripulado ROPOS para rastrear el sospechoso flujo de burbujas de metano y descubrir la naturaleza de la falla que podría traer tragedias naturales a futuro.
Según los científicos, el aire generado por el Oasis y que pasa por una falla llamada la Zona de Subducción de Cascadia actuaría como el generador de viento en un hockey de mesa, siendo el lubricante entre las placas que se encuentran en contacto en ese lugar, lo que hace que se deslicen entre ellas y puedan provocar un enorme terremoto de magnitud 9.0, que podría durar más de cinco minutos y que sería mil veces más poderoso que un terremoto de magnitud 7.0, tal vez afectando a quienes viven en el noroeste de Estados Unidos.
Mucho más que una mera filtración
Insistimos en llamar al Oasis ‘una filtración’ aunque en sentido estricto se trata de un ‘manantial’, pero el hecho innegable es que en la mecánica de ese fenómeno lo que más nos compete es que el agua que está introduciéndose entre las placas tectónicas es potencialmente un cambio en los esquemas de funcionamiento mecánico del lecho marino.
Con temperaturas que superan ampliamente el punto de ebullición del agua, todo el líquido que llega a introducirse por medio del Oasis de Pitia es convertido en vapor y contribuye a la creación de un ambiente de fluidos que puede dar lugar a un deslizamiento dramático entre las placas tectónicas. De hecho, ese es el escenario más probable en este fenómeno conocido como “falla megathrust”.
Un nombre muy adecuado para un fenómeno que podría cambiar al mundo
El nombre que se le dio al Oasis de Pitia no se otorgó por casualidad, sino que tiene su origen en la cultura helena y hace referencia a la sacerdotisa que profetizaba eventos futuros, Pitia, y a su medio para acceder al mundo espiritual: los gases que inhalaba de un manantial. Tampoco fue casualidad que el templo donde residía el oráculo hubiera sido construido para acceder a la fisura sísmica que hacía posible acceder a esos gases dentro de sus recintos.
Desafortunadamente, a diferencia de los fenómenos causados por la actividad humana como el calentamiento global y la contaminación del suelo, los movimientos de las placas tectónicas, junto con los meteoritos “de juicio final” y otros fenómenos naturales, están más allá del control del ser humano y lo único que podemos hacer es prepararnos para lo peor, que en el caso del Oasis de Pitia podría significar un terremoto que haría ver el de la Ciudad de México en 1985 como un hipo juguetón.